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l

SAN LUCAS.

b¡¡re ílla : rogo fe habe me excu–

satum.

20

Et alius dixit : Uxorem

duxi , et ideo non possum ve–

nire.

2

r

Et reversus servus nun–

ti~t

haec domino suo. Tune

iratus paterfamilias dixit servo

suo : Exi cito in plateas et vi–

cos Civitatis : et pauperes ac

debiles et caecos et claudos in-

troduc huc.

'

22

Et ait servus : Domine,

faétum estoout imperasti , et ac{L–

huc

lo~s

est.

23

Et ait dominus servo:

E xi in vías et sepes ; e.t coro–

pelle intrare , ut impleatur do-

mus mea.

IV

\!

24

Dico autem vobis, quod

nemo virorum illorum qui voca–

ti sunt, gustabit coenadi meam.

2

5

lbant autem turbae mul–

tae cum eo : et conversus dixit

ed illos :

26

Si • quis venit ad me, et

non odit patrem suum et ma–

trero et

uxoremf~t

filios et fra–

tres et sorores ,(¡r::lhuc autem et

animam suam, non potest meus

esse di¿cipulus.

l

MS.

E x

~na

...

e ndu qumztos po-

bres

...

L

'

E l Padre Celes\ial por medio de

Jc–

su Chrisro que tom6 ' naturaleza de un

esclavo, convid6 a Jos

Judíos

a recibir la

gracia de

la

salúd. Aquellos que asidos a

las cosas de la tierra ce•. ·aron los oídos a

las voces de

la

verdad ,

croo cxcluídos;

y

en su lugar entraron los mas

~ncillos

y

humildes de los mismo¡

Judíos ;

y

los

"

11/atth. z . 37·

quiérolos ir a probar : ruégote

que me tengas por excusado.

20

Y

dixo otro : He toma–

do muger ,

y

por eso no pue–

do ir allá.

.21

Y

volviendo el siervo dió

cuenta a su señor de todo esto.

Entónces ayrado el padre de fa–

mil,las dixo a su siervo : Sal Jue–

go ' a las plazas y a las calles de

la

C~>,dad:

y tráeme acá quantos

pobres y lisiados y ciegos y coxos

hallares.

22 .

Y

dixo el siervo: Señor,

hec¡J está como lo mandaste ,

y

aun hay lugar.

23

Y

dixo el Señor al siervo:

Sal a los caminos y a los cercados;

y

precísalos a entrar para que se

llene mi casa.

24

D ígoos , que ninguno de

aquellos hombres que fu eron lla–

mados , gustará mi cena •.

25

Y

muchas gentes

ibart

con él ,

y

volviéndose

les di–

xo:

26 Si alguno viene a mí,

y

no aborrece a su padre

y

ma–

dre

y

muger e hijos

y

herma–

nos

y

Q0rma nas ,

y

aun tarnbien

su .vida , no puede ser mi dis–

cípulo

3 •

Gentiles, a los quales

por

la omnipoten-.

cia de su palCbra llamo a

la

eterna felici–

dad.

3

S.

MATHEO

x.

37· 38. Aborrece!' a

sus parientes , no quiere decir quererlos

mal , sino detestar sus

m:.í.xlmas

y

su con–

duéla quando son opuestas al Evangelio.

En este caso hemos de estar dispuestos a

perder su ac,tisrad ántcs que la de D ios,

y

a huir

_\ ellos ' omo de perniciosos