CAPITULO XVI.
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2
Y
el primer dia de la sema–
na, salieron muy de mañana , y lle–
garon al sepulcro salido ya el Sol.
3 Y
decían entre sí : ¿Quién
nos quitará la losa de la boca del
sepulcro?
2
Et valde mane una Sab-
batorum, veniunt ad monumen–
tum orto iam Sole.
3
Et dicebant ad
invicem:
¿Quis revolvet nobis lapidem ab
ostia monumenti?
4
Et respicientes viderunt
revolutum lapidem. Erat quip-
pe magnus valde.
@
5 Et • introeuntes in monu–
mentum viderunt
iuveneOJ se–
dentem
in dextris coopertum
$tola candida, et obstupuerunt.
6 Qui dicit illis: Nolitj; ex·
· pavescere: I esum
quaeritis~a
zarenum , crucifixum : surrexit,
non est hic , ecce locus ubi po–
suerunt eum.
7
Sed ite , dicite discipulis
eius , et Petra , quía praecedit
vos in Galilaeam : ibi eum vi–
debitis • , sicut dixit vobis.
8 At illae exeuntes , fuge–
runt de monumento , invaserat
enim eas tremor et pavor : et
guentos o aromas que habian comprado el
dia de la prcparacion o el Viérn"J , como
dice S.
L UCAS XX III.
s6. y
XXIV. 1,
Por–
que los Historiadores ordinariamente por
abreviar suelen juntar dos cosas como exe·
cmadas al mismo tiempo, aunque la una
lo h:tya sido mucho ántes. Tambien pu-
,_,
dieron comprar los ungueotos despues de
puesto el Sol en
la
misma
r~~
del Sába–
do, cuya festividad se conclUia con el po–
n~r
del Sol :
y
luego entraba el primer
dm de la semana siguiente.
1
Este santo sepulcro era doble.
La
parte
interior de él fué en donde deposi–
taron el Cuerpo del H ijo de D ios ,
y
la
que Joseph habia cerrado con
unh
grande
piedra :
y
así el Angel del Señor estaba
semado fuera .sobre esta piedra , despues
de haberla qu1tado de
la
emr!'da del se-
4
Mas
repararon y vie.;on
vuelta la losa, que era muy gran–
de.
5 Y entrando en el sepulcro '
vie ron un mancebo sentado al la–
cio derecho cubierto de una ropa
blanca, y se pasmaron .
6 Elles dice: No os asusteis:
VJOsotras buscais a
J
esus N azare–
no, el que fué crucificado : mas
no está aquí, porque resucitó, ved
el lugar en donde le ptlliieron.
7 Mas id , y decid a sus dis–
cípulos3, y a Pedro • , que va de–
lante de vosotros
a
Galiléa : allí '
lo vereis , como os dixo.
8
Ellas salieron del sepulcro,
y se fueron huyendo, llenas de es–
panto y temblando : y a nadie di-
pulcro interior
j
y
aor esto dixo a .estas
santas mugercs! M A'-IrTu . xxvur. 2.
Ve–
nid , 'Ved el lugar en qu.e el Señor
fu~
p ue.rto ;
csw es ) acercaos
a
ver en el se–
pulcro interior
,
y
vereis que
ya
no esP.
aHí~
S.
AcusTIN·de
Conseus. E vang. Lib.
I I I .
Cap.
XX IV.
n.
67.
2
La
panicular mencion que hizo aquí
el
Señor de San Pedro nos da
a
entender
clat:a,mente , que no solo no le tenia olvi–
dadO , aunque le habia negado tres ve–
ces
,
sino que le distinguía entre todos,
para consolarle en Ia1rande pena
y
amar–
gura de corazon que sentia,por haber ne–
gado tan cobardemente a su Divino:Maes–
tro.
Y
así la
conj~ncion
et ,
equivale aquí
a
maxime
t.;D
potissimum.
¡Q ué aliento
y
qué consuelo para los pecadores que de
veras buscan
y
se convierten a su Señor!
"
JJ1ntth.
XXYIII.
)·
L uc. xxrv.
4·
Ioann. xx.
1 2.
6
Su-pra
xrY..
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