CAPITULO IX.
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tibi claudum introire in vitam
aeternam , quam duos pedes ha–
bentem mitti in gehennam ignis
inextinguibilis:
•
45 Ubi • vermis eorum non
moritur , et ignis non extingui–
tur.
46
Quod si oculus tuus scan–
dalizat te, eiice eum : bonum est
tibi luscum introire in regnu•–
D ei
,
quam duos oculos haben–
t em mitti in gehennam igni,<;:
47
Ubi vermis eorum non
moritur , et ignis non extingui-
tur.
':t
48 Omnis • enim igne
s:vie–
tur , et omnis viétima sale sa–
lietur.
49 Bonum ' est sal : quod si
sal insulsum fue rit, ¿in quo
il–
lud condietis
?
H abete in vobis
sal , et pacem habete irtter vos.
1
Este castigo tan espantoso» se ve–
rificará infaliblemente en los réprobos.
¿Quién no se aterrará , exclama S. AGus–
TIN
de Civitat. D ei Lib. xxr . Cap. rx.
oyendo esta triple repcticion de una pena
tan terrible , siendo el mism..
ios Cl que
•
nos ame
naza cont:mta vcl
·.¡
ncia? ¿Y
quién no
separa.ráde sí luego
aquéllas
cosas que mas estima , quando le son oca–
sien de ofender al Señor ?
2
Todos ;
esto es , los
condenados,
pa~
ra quienes el fuego será como una sal que
]os hará incorruptibles en los tormentos.
3
Y todnvíélima.
Aquí el
y
está en Ju..
gar de
sicut ,
como. Lo que alude a Jo que
e1
Señor ordenó en el
Levúico r
I.
13 .
,.
11
Isai.
LXVI.
24.
b
L evit .r r.
13.
Tom. I .
coxo en la vida eterna, que te–
ner dos pies y ser echado en el
fuego
inextinguible del lnfier-
no:
45 En donde el gusano de
aquellos no muere , y el .fuego
nunca se apaga.
46 Y
si tu ojo te escandali11a,
échale fuera : porque mas te vale
entrar con un ojo en el Reyno de
Dios, que tener dos ojos, y ser
arll'jado en el fuego del Infierno:
47
En donde no muere el gu–
sano de.aquellos, y el fuego nun–
ca se apaga '.
-!¡8
Porque todos serán sal.a–
dos con fuego •,
y
toda víétima
será salada con sal '.
49 Buena es la sal : mas si la
sal fuere insípida, ¿con qué lasa–
zonareis •
?
Tened sal en voso-
..
tros
s,
y
tened paz entre vosotros.
,.
que se sazonase con sal todo lo que se le
debia ofrecer. Los condenados son ot'ras
tantas víétimas de la Justicia divina.
4
El
D oétor
o
Maestro que
se
apart
de_la doétrina del Evangelio ,
y
de
la dis–
ciplina saludable de la Iglesia Cathólica,
de ningun modo podrá recobrar su virtud
estando fuera de ella. Así mismo los que
abuitn de las gracias que Dios les hace
son como la sal desabrida , que para
na–
da valen sino para
.r
arrojados en
el
fuego.
s
Esta sal representa
una
sabiduríaque
sea de Jo alto
y
se.zun Dios ,
y
que se
en~
camine a la carid'!d
y
a la conservacion
de
b
paz
d&-unos
con
otros.
:
Mnttlt. v.
13.
Luc. xrv.
34·
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