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CAPITULO

l.

i

psos componentes retia in na–

vi:

20

Et statim vocavit illos.

Et reliéto patre suo Zebedaeo in

navi cum mercenariis, secutl sunt

eum.

~

21

Et •

ingrediuntur Ca–

pharnaum : et statim Sabbatis

ingressus in Synag"ogam , doc

bat eos.

2 2

Et • stupebant supe!) do–

él:rina eius : erat enim docens

eos , quasi potestatem habens,

et non sicut Scribae.

23 Et '

erat in Synagoga

eorum horno in spiritu immun–

do, et exclamavit,

24 Dicens : ¿Quid nobis, et

tibi les u Nazarene ? ¿Venisti per–

dere nos? Scio qui sis , Sanél:us

Dei.

25 Et comminatus est ei le–

sus , dicens : Obmutesce , et exi

de homine.

x

MS.

Co1i los hombres togados.

'l

T . Gr.

«?r~JI.~or

hdar.J

cuí1~

,

fueron

en pos de

éL.

3

El

rexto

sagrado dice

Sabü¡ús

,

lo

que se puede explicar

rm dia de Sábado,

tom:lndose el plunil por el singular. Y

tarnbicn

los Sábados,

de suerte que en–

tendamos , que siendo Sábado el dia en

que entró

J

esus en Capharnaum , se

fué

4

inmediatamente a la

Synagog~

y

"conti–

nuó haciendo lo mismo todo!"' los Sába–

dos miéntras que permaneció en la Ciu–

dad.

4

Un endemoniado.

5

T . Gr.

~<1:,

¡ah !

6

MS.

¿

Venfsteno.r a a.rtragar ?

7

T .

Gr.

S!'«

uv

TI'

i'i,

te

COilOZCO

quien

eres.

E.l Santo de Dios ; esto es , el Santo

por excelencia , el Santo de Jos Santos,

q~:

es

el

~essías.

Parece que aquí el es–

pmtu mal1gno confiesa la D i, inidad de

(J

M .-rtth.

IV.

l J.

LJ".

I V.

3 1·

Tom.I.

no, que estaban tambien en un

barco comporuendo las redes :

20

Y llamólos luego. Y ellos

dexando en el barco a Zebedéo su

padre con los jornaleros ' , le si–

guieron •.

21

Y entraron en Capiflr–

aum :

y

luego en los Sábados

como entrase en la Synagoga,

los enseñaba

3.

o122

Y se pasmaban de su sa–

ber : porque los instruía como

quien tenia poder ,

y

no como

los E scribas.

23 Y había en su Synagoga

un hombre poseído de un espíritu

inmundo

4 ,

que comenzó a g ritar,

24 Diciendo

s,

¿Qué tenemos

nosotros contigo J esus N azareno?

¿Has venido a destruirnos

6

? Sé _.

quien eres

7

,

el Santo de Dios.

2·5 Y amenazóle Jesus , di–

ciendo : Enmudece ,

y

sal del

hombre.

Jesu Christo , quejándose de que había

venido a atormentarle

y

a

destruir su im–

perio. S.GERÓN YMO

in Mntt!l. Cap.

VI

!f.

n.

29.

afirma, que nd'era

Ün

claro conoci–

m iento el que tenia el Demonio de la

D i–

vinidad de

J

es

u

Christo , sino una sospe–

cha solameóre.

Y

S. AGUSTIN

de Civitat.

D ei Lib.

JX.

Cap .

XX

r.

dice ' que el

se!

ñor se dexaba conocer de los D emonios

eri quanto era necesario para cumplir los

designios de su sabidurfa.

Y

esto no segun

se 'iFunica

y

alumbra a las almas de los

justos , sino por algunas señales tempora–

les

y

exteriores de su poder, las quales

podían ser percibidagliilf)or

la

inteligencia

de los cspírirus malignos. Quando el Se–

ñor suspendía estas señales visibles, el mis–

mo Príncipe de lor.Demonios entrab.a Jue–

go en duda

bre este punto ,

y

así se

que le temo en el desierto para conocer

si era el Chrisro.

Matth.

VI

r.

28.

L • rv.

J!io

A

a