DISERTACION PRELIMINAR.
ur
Mmino
,'y
te
goúe•rnnrtÍs C01l
prudencia.
Y San Pablo a Jos Colqsenses • :
L a
pn–
lnbra de Christo lrnbile en vosotros
e1l
abundancia
y
eu toda sabiduría
,
enseiiiÍ1z–
áoos
y
t>xhorttÍizdoos
unos n otros con Psalmos
y
Hymnos 7 Cñntkos
upiritunlu,
cantnud.o con gracia en 1mutros corazones a Dios.
En cada paso del Antiguo
y
del
Nuevo Testamento , cspecialmenre en los Psa!mos
y
en las Epístolas de San Pablo,
se nos repiten estas amonestaciones , para que no apartemos un punto de nue.
vista :¡qucl1a doéhina , que debemos amar mas que rodas
las otras ; que es mas
. blanda que el oleo ; mas preciosa que
el
oro ; mas pura que la plata mas refinada;
que nos manifiesta
Ja ''oluntad de
Di~s
y
nos enseña el modo coffio le debemos
alabar
y
servir
y
adorar
,
segun Jo
anunciar~
Jos Prophctas , Jo supieron los
P~triarcas por el Espíritu Santo
;
y
lnalmeme nos lo declaró el Hijo de Dios quan–
do descendió a la tierra
y
moró entre Jos l1ombres ; cuya dofuina nos
d~xaron
sp.s
.Apóstoles escrita en el N uevo Tes,amento.
•
No podrá darse preservativo alguno mas eficaz ,
ni
antídoto de mayor virtud
c:;,omra la corrupcion de cqstuJnbres , que se extiende con unta malignidad en este
deplorable siglo , y a que dá o.casion la muchedumbre de libros de gf;nte libertina
y
desenfrenada que
inundan la tierra , envolviéndola en horrible confusion
y
mal-
. dad ,
y
pretendiendo romper todos los Juos que tiene el hombre con
Dios
y
con
Jas Potestades legítimas , así espirituales , como temporales , que nos ma!ldan
y
gp...
biernan en su nombre,
y
que le han de dar cuenta de nues!ras
alma5 ,
para~¡
fue_ra
posible sacudir
el
yugo de toda ley divina y humana,
y
aun de la propia con–
ciencia ; con lo que
el
honíbre quedaria como la fiera mas indómita. Tales son aque..
llos libros en que con estilo florido y encantador
,
pero con razones puramente
h~"""
manas
y
sophísti~as
, se promueve el
tolcrmztismo ,
se incita al hombre a la inde–
pendencia ,
y
se le induce a que crea que tan solamente ha nacido para
sí,
y
que
no tiene orro que le
gobier~
ni a quien rinda vasallage siiit a sus deseos
y
cap¡;i–
chos. V can ahora aquellos nedos admiradores de Escritores tan impíos , si acaso rc–
_gistran en todos los Libros Sagrados ni una sola máxi"ma que favorezca la
impie~ad,
el
libcrtinage o la falta
d¡
subordin~ion
; o
si
por el contrario se detestan en
casi todas sus páginas semejantes monstruos de abominacion
y
desenfreno :
y
con–
cluyan de aquí , que sin verdadera religion
~
sacude fácilmente
el
yugo de la obe–
diencia
,
falta la fe , se intro4uce la corrupcion , domina el vicio
y
triunfa por to-o
das partes la maldad. Porque la religion es la que poniendo freno a los apetitos des–
ordenados del corazon humano , que son sin térmil!2 ni medida , los reforma
y
rcétifica :
y
encaminando al hombre a su último
fin ,
q~
Dios , le obliga y su–
jeta a que reconozca
y
respete su omnipotencia , suesabiduría , su bondad
,
.su jus-
•
'
AdColoss.
111.
16.
Tom. I.
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