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'e

peso qu-e grava sobre los Prelados, se estremecen luega

1e tienen noticia de que pueden elejirlos; pero tambien es

c1 1

·rto, que por lo c0mun se disputan la Prelacia varios can–

di~atos,

lo que ocasiona muchas -disensiones y pleitos ruido·

sos que escandalizan al pueblo.

Fray Martín con su sagaci·

dad, y mas que todo eón la Divina uncion de sus palabras,

prevenia

ó

apacigual;>a esas funestas divisiones, diciendo á

unos, que ese cargo pondría en grande peligro su salvacion, y

que jamas debian pretenderlo; y á on·os, que aun no era con–

ve,niente

el

que .lo obtuviesen, ·y que lo·obtel)drian en tiempo

míls opor;t,uno. Y como sabiªn· por esperiehcia que era un

Oráculo de la verdad, sus consejos tranquilizaban los espír.i·

tus, y reconciliaban los partidos. cN o fué menor el zelo del

Siervo de Dios por remediar los males temporales de sus pró·

jimos, salvandolos en.los peligros, .aliviando sus miserias,

y

. l!apando sus en(ermedades.

~a/va

la vida

á

los t¡ue estaban en inminente peligro de perderltl.

Habiendo entrado al convento del Rosario dos reos

huyendo de la justicia que iba tras ellos para prenderlos, se

acojieron en la celda de Fray Martin, y le suplicaron por amor

4e Dios que los ocultase, para evitar el peligro e.n que se ha–

llaban. Compadecido el Siervo de Dios, les mandó que se

hincasen de rodillas,

Y:

clamasen al Señor con humildad y con·

fianza. Obedeciéronle, y el tambien se hincó para orar con

ellos. Entraron á la celda el Alcalde de. Corte

y

sus minis–

tro~,

ó

pqrque vieron entrar en ella.á los fugitivos, ó porque

alguno les dió aviso de que allí estaban. Registraronla con

cu.idado, y no viend

o en ella

mas que tres colchones, los al·

zaron recela.ndo qne

debajo.de

ellos se hubiesen ocultado: mas

:(rustrada su diligenc

ia, salieron

del convento para buscar

a

los

reos en. la calle. Libres estos del peligro, conocieron que por

la

orac1on de Fray Martín, había obrado Dios el prodigio de

que los tres pareciesen colchones

á

la vista del Alcalde y sus

viinistros. Despidiólos entbnces de su celda el ·Siervo de Dios;

~xhortandolos

para que enmenclasen su vida.

.

Pasando el mismo por una de las dos cárceles que ha·

l;na anteriormente en esta ciudad, vió e_n la Capilla de ella

lltl

reo español llamado Juan Gonzalez, ,que estaba sentenciado

~ m~erte,

y ·debia ser,ahovcado el dia siguiente.

Suplicóle el

mfeh~

que lo encomendase a. Dios para movir con10 $0l'i tiano.

l'rometióselp el Sie.rvo d1;..p¡9s\

y

·habié ndose teti-rapq

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