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nuelo hlaneo, quedó manchado de sangre, por lo que, así el pre–
lado como los <lemas religiosos, pidieron la mano al lego
y
la
bel!!lron. El cil'njano asistente, arallando y punzando la cutis,
observó,
110
solo que la carne cabria los huesos, sino tambien
qu·e la cutis se coloreaba; como cuando se comprime, ó punza
nn cuerpo vivo.
"
!iacárom¡e lueg
o todos los ka.esos, por órdea del prelado,
y
unteR de colocarl
'os.enunn caja preparada para esto, besaron
oada huéso el se
ñor Virey y todos los que asistieron. Despues,,
se pueo In <;aja sobre el féretro que se había he()ho nue;vamen–
te para los religiosos difuntos;
y
se puso en la ])glesia delante
del 11ltnr mayor, para hacerle al clia siguiente lns exequias.
Queriendo el vicario
pro~incinl
que se hiciesen con de.cen–
cia, pero sin bo'.llicio,
á
nadie convidó; mas, fué tan numero8o
el
~oncurso,
que no cabia en el templa, imn siendo tan espa–
cioso.Movidos de su devoeiou y del coucepto que tenian del
sier.vode Dios, asistieron el señor V..irey, conde de Snntistevnn,
la Real Audiencia, los ciernas tribunales, nobleza, religiones é
inmenso pueblo: Concluida la funeion, llevaron
á
la capilla
nueva del Santo Cristo, el féretro que·contenia la caja, cargán–
dola sobre sus hombros el señor Virey, los oidores y demas
personages, disputándose todos la dicha de conducir los vene–
randos huesos de fray lUartin. Sacóse del féretro In cajn,
y,
sin
darle ningun culto,
fué
colocada en un
a bóvedasubtenánea,
que se habia abierto de antemano en la
capil.la. lilas, aunque
los religiosos fJrocurasen distraer del"
pueblo todo neto de ve–
neracion, el cielo mismo pareeia excitarla; pues, percibiéndo–
se en In capilla la misma fragancia que se había percibido en
la Iglesia
y
en el capítulo, n·obleza y pueblo,
á
unn voz, le
p~o-.
elnmaban 'snnto.
Antes de colocar el cadáver en la caja, separó secretamente
el lego una costilln,
y
In ocultó dentro del hábito. Inmediata–
mente sintió un excesivo ardor -en la parte de su cuerpo que
tocaba el hueso, y no lo declaró luego, porque no se descubrie–
se el hurto. Retiróse
á
su celda,
y
se incrementó tanto el ar–
dor con continuos tremares, que buscó esa misma noche al
prelado llevando In costilla. lilas, creyendo qne no le
?lole~ta
ria del mismo modo nnn pequeña parte del hueso, qu1tóla an–
tes de entregárselo ni vicario; pero se engalió; pues, .estando
cu su celda,"Creció mucho el ardor,
y
~e
le estremec1n t¡mto
el cuerpo, que de nuevo se delató al prelado,
y
luego que: '
dió el pedacito de hueso, cesaron del todo el ardor
Y'
los tremo•
res. !iu piadoso hurto fué penado de un modo
mtl~groso;
pero
tuvo, al mismo
ti~mpo,
el consuelo de ver la costilla cubierta