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2.
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Estando moribundo de unu fuerte apoplegía, con los la–
bios<torcidos, don francisco lllaldonado,
y
sabiendo sn esposa
que unn parienta suya tenia mm estampa de fray Mnrtin, se In
pidió,
y
aplicándo a
a
la cabeza del enfermo, sanó este en el
instante. Seis testigos Jo declararon.
3.
°
Cayó del techo de una casa, que tenia treinta
y
seis pal–
mos de altura, un 11i1lo de cerca de dos <\llos, llamado
~lel.chor
Varaoda. Fracturóse el cráneo, y privado el nillo cnternmeut11
de sentidos, derramaba saugne en mucha copia, por ojos, boca
y
narices, Reputáudole sin remedio el cirujano, invocó su fa–
milia el auxilio de fray Martín. Solidóse al punto el hueso roto,
y se le reconocid'lisano en el siguiente di¡1. Cinco
testigo~
com-
probliron el suceso.
·
11.
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.Al montar una mula dmia Mnrín Tovilla, fué arrojadll por
ella eon tauta violencia, que
110
solo le contundió la car11, sino
tambieo le dislocó lll quijada en sus dos extremidades. Como
á
las veces es dificil la reduccioo de ese hueso
1
no debe cxtru–
ñarse que no pudiesen colocarle en su sitio dos profesores¡ pe–
ro es muy de admirar que, poniéndose una estampa de fray
1\lartin con devocion y confiaaw, se introdujese In quijada en
sus propias cavidades, como se verilicó con asombDO de loscou·
cu11rentes. Siete testigos lo nseguNron jurídicamente.
5.• Despues que, por mucho tiempo; padecía de una moles–
ta estrangurria don Diego Aguilara :Fuentes, llegó al extremo·de
no poder orinar sino por un tubo de piorno que se le iutroducia
en la uretra, cuya extremidad superior sujetaba co11 µn hilo. Sin
duda el tubo no' teni11 nsas para que no se
escur~iese
11dentro,
pues c11soalmente se introd11jo, habiéndose roto el hilo que lo
contenía. Llamó varios profesores, y diciéndole estos que su
mol np tenia remedio, clamó
á
fray Martín, aplicándose una
es·
tampa suya á la parte afecta, por cuya extraordinaria virtud,
no solo tuvo la dicha de que
sp
le saliese el tubo por sí mismo,
sino tambien de sanar perfectamepte de su invetcra,da dolen–
cia, con admixacjoa de todos, y especialmente de los médicos.
Así lo declaran:u1 diez testigos.
•
6.
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Aplicándose igualmente una estampa de fray l\fortin, sa–
nó en el momento dolia .Juana Centellas, de un agudísimo do–
lor de costado, habiéndola desahuciado los médicos que la me–
dicinaban, como lo afirmaron siebe testigos.
1.°
Cuando se preparaba el parnmento para sepultar
á
nn
• niño de dos años, llamado José Taboada, que,
á
juicio d.e sus
asistentes, habia fallecido de uua fiebre maligna iosnperable á
todas las medicinas, pidió su familia al siervo de Dios fray llfar–
tin que lo resucit;1se,
y
al instante se levantó el nil1o de la
u-