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el mandato de

fra~

Martin, ó porque en ese tiempo no se toma–

ban informaciones, ó porque titubeaba sobre Ju verdad de lo

·que había visto con sus mismos ojos,

y

escuchado con sus oídos.

Así es que, pasado muclio tiempo de este suceso, estando pa--'

ra imprimirse Ja vida del siervo de Dios, escrita por el padre

presentado fray Bernardo de J\Iedina, regente de estudios del

convento del Rosario, envió á llamar al mismo .Tuan Vasquez,

para que, ó se ratificase eu lo que antes babia declarado, ó

aña–

diese lo que no hubiese 'dicho por olvido. :Fué

ni

con vento lue–

gg que lo llamaron,

'Y

entrando por la Iglesia, se 1e aparecieron

de nue•vo fray Martín c0n el otro 1eligioso sacerdote

dífuot0,

y

hablándole el primero, Je dijo: «1¿Cómo

ha~o

tan

pr0ter.vo

y

tenaz, no haciendo lo que te encargué? Anda pronta

meot-e, y

declara cuanto sabes.• Verificólo: é insistiendo siempre Dios

en acreditar las virtudes de su fiel siervo, aun despues de es–

crita

y

publicada su \•ida, hizo por su iotercesion nuevos mila–

gros que cónstan del proceso.

"

ARTICULO IV.

NUEVOS MlT, AGROS POR INTERCESION DE FRAY l\llARTIN..... )

.9

Lle–

vando en la mano d01la ofüvira l\lor.iaoo, una vasija de barro Me–

na de leche, topó con una ventana,

y

habiéndose Foto el vaso,

se le entró un·tiesto e·ñ un ojo coa tal violencia, que rotas las

membranas, ver.tieron los humores conteni

dos en

ell

as1· Su do–

lor era tan intenso, que daba alaridds,

y

el

ojo.se

le

inflamó.de

modo, que p11recia haber salido de In cavid

ad hue

so

snt que na–

turnltnente ocupu, dejándose ver al mismo tiempo trozos de las

membranas dislaceradas. Llnmóse

á

un cirujano,

y

conocien–

dó este

que

el oj'0 gravemente· herido no podrfa en

Ao

sucesivrr

ejercér su funcion, procuró únicamente calmar los sintomas,

y

prevenir' las convulsiones

á

que estaba muy expuesta.por la

intensidad de los dolores. En este conflicto, le envió uu religio–

so dominicano una reliquia de fray l\[artín, encargándole que

se encomendase

á

él con viva confianza. Atóla doña Elvira al

ojo, durmióse ,luego,

y

despertando sin dolores, sintió mucho

consuelo

y

firmeza ea el ojo, como si estuviera sano. :Llegó de

ma!'lana e'l profesdr,

y

lquitanclo el apósito, véparó que

~0bre1él

estaba el ojo herido é inflamad@, 'y en el siti0 natural otro o¡o

sano, cristálino

y

hermas©, criado milagrosamente, con

~l

que

veía doña El vira cuantos objetos se le presentaban. Vernte

y

un testin-os declararon este portento que consta del' sumario; Y

se

aseg~ra

que la señora conservó por mucho tiempo su anti–

guo ojo, para manifestará todos el milagro.