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mido con tranquilidad todn In noche, hnbin amnneeido mejor,
y
que los médicos le hallaron fuera de peligro.
Como era notorin In extraordiuaria virtud del siervo de Dios,
la publicacion de estns maravillnE,
y
de otras semejantes, dila–
tnrou su ercdito de tal modo en la América
y
pnrtc de la E11ro–
pa, c¡ue se eacomendnbnn á su patrociilio todos los enfermos
graves,
y
que de todos los lugarell, en que ern conocido, se pe–
dinn sus rcliquins. Entre los enfermos que creyeron hnber s11-
nndo por su interce!lion, se numeraron los que voy
á
referir.
Uo!'ll\, lsnbel Astorga, snnó prontamente de tercianas diarias
y rebeldes, nplicllndose una túnicn del siervo de Dios.
Un moreno con fiebre lenta continua por mucho
tic~po,
se
libró de ella, luego que bebió uu vaso de agua en la que
se
b11-
bi11 desleído un poco de tierrn del sepulcro de
fray
l\lartin.
Pndecicndo fiebre co11t\11un dol'ln Isabel Ortiz de Torres, se pri–
vó enteramente de sentido. VueHa en sí, se encomendó
á
fray
l\lnrtin, teniendo en las manos su rctrnto; y le faltó la cnlento,ra.
Una pret'iada febricitante, escl11vn de 111 misma Órtiz, no pn–
diendo n11turnlmentc dnr
it
luz su feto, parió felizmente cuco·
meudiindose
111
siervo de Dios. Logró el mismo beneficio do!'la
l\farin Tleltran, ensi moribunda por no poder pnrir, 11plicá11dole
su mndrc al vientre un retroto de frny l\lartin,
y
e11cnrgándole
que se encomendase
á
él, para que
111
salvase en su conflicto.
Otra mngcr, en In-ciudad de Huáuuco, muy 11ngtistinda en tl'n por–
to trabajoso, se libró del peligro, luego qne npJ.icó
á
su vientre
una imágen 'del mismo bie11uve11turndo Parres.
Y
cu Arequip11
snl vó la Yidn otra pnrlnrientc, desahuciada de los médicos, solo
con haberle puesto una carta del siervo de Dios, que le dió un
religioso domiuicnuo, acousejáudolc qµe con devocíon rognse
á
Dios, iuterpoaicndo 111 proteecion de frny Martin.
Abortó dona Grueiaa11 Farfan tle los Godos, estando preti11d11
de tres meses,
y
no habienrlo arroj11do lns pares pasados cua–
rentu y ocho dius, extenuada con fiebre continua
y
agudísimos
dolores, echó las secundinas sumamente podridas,
y
quedó
sa–
na,_
!~ego
que se encomendó
á
fray l\fortiu, por el consejo de un
1·ehgwso.
' Envió de noche unn muger
á
una indígena ,preñada de meses
mayores, que tenia
6.
su servicio, pnrn que practicase lo que le or–
deunbn. 'fropezó en la calle, y <lió tan gTnnde caidn, que, contun–
diéndose el vieutre, arrojaba sangre con mucho ex.ceso. Habien–
do experimentado sin provecho alguno diversas medicinas-, le
pt~so
sobre el Yientre su amn, 111 imágen de fray !Unrtiu, su–
phcáudolc socorriese
á
esa miserable· y al momento cesó
el flujo ,
y
sanó la paciente.
'