Previous Page  163 / 214 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 163 / 214 Next Page
Page Background

-

155

testigos oculares de esos prodigios, ¿qué intcres podían tener

los religiosos faltaudo

á

la verdad eu materia tan grave? Por

el contrario, debemos creer que su conciencia los obligó

á

unas

declaraciones que los hacían reprensibles por el desprecio con

que o\gunos habían visto al siervo de Dios, iusultnndole, é im–

poniéndole penitencia sin cau·sa legítima,

y

permitiéndole tra–

bajar en·la haciend11 á par de los esclavos. Todos estos hechos

maravillosos, que pasaron

á

la vista de una numerosa

y

respe–

ble comunidad, comprueban lo que aseguraron cuatro perso–

nas fidedignas, por lo que les sucedió

y

observaron ellas mis–

mas, una, de que volaba á la China, otra

á

Berbería, otra

á

Méjico

y

otra

á

Portobelo, puesto que, quien tenia poder para

volar desde el convento hasta el Cercado

y

hasta San Andres,

estando las puertas cerradas, lo tendria tambieu para ir rápi–

damente

á

lo~

paises mas distantes. Pero, como ningun cuerpo

puede estar

á

un mismo tiempo en distintos lugares,

y

á

fray

Martín se le veia en el conven to en los mismos dias

y

horas que

estaba en otras partes; es creíble, ó que, por el don de agilidad,

volaba á otros lugares,

y

volvía de ellos invisible, con tanta

celeridad que no se extrañaba su ausencia; ó que un ángel, to–

mando su figura, se hacia visible en la enfermería, luego que el

siervo de Dios se auseotaba del convento, como tornaba la de

San Isidro Labrador, cuando este oraba en la Iglesia. De este

modo, pues, el mas extraordinario, quiso Dios rnanifiestar la

sublime virtud de fray Martin en el curso de su vida,

y

de oh·o

tumbieo l'Uro, la hizo conocer en su muerte

y

despues de

ell~.