-
160 -
festando en su rostro el júbilo que inundaba su coruzon, co–
mo se ha dicho; ante's, y despues de recibir los santos encra–
mentos, se ocupaba únic:amen te en hacer actos de fé, esperanza
y
caridad, en pedir
á
todos perdon de sus m.alos ejemplos, y
que Jo encomendasen
á
Dios, ofreciendo, al mismo tiempo, al
Padre Eterno el espontáneo sacrificio que hncia de su vida, en
union del que hizo Jesucristo en la cruz, para alcanzar, por sus
infinitos méritos, la perseverancia final, que ninguno merece,
y
que es un don gratuito de Dios.
Despues de lo dicho, se notó que sus miembros se convelian
con crugido de dientes y sudor frio, por lo qne1recelando un
religioso
q11e
el demonio lo estuviese tentando en esa última
hora contra la
fé
y esperanza, como lo babia hecho con otros
santos, le dijo: «fray !Unrtin, no dispute con el demonio, por–
•que sabe mucho, y es muy astuto. Coufie solo en la sangre
·de Jesucristo,
y
como católico, muera confesando la
fé
de la
•Iglesia, y esperando en la misericordia del Se11or... Respon•
dióle el humilde fray !Uutin: ..Padre maestro, los teólogos de–
• ben temer esas disputas
y
argumentos con el demonio, por–
•que, como
á
sabios, se valdrá de su angélica profundidad para
•tentarlos; pero Satanás es tan soberbio, que no se servirá da
.agudezas para turbar y combatirá un pobre douado barbero.•
Pasado poco tiempo, se le quitó el habla, conservando su razon;
y
notando el religioso asistente, que se estremecia de nueYo,
con el mismo sudor, parecióle que su muerte estaba muy próxi–
ma, y le preguntó si baria se11al para que se reuniese la coníu–
dad,
y
le encomendase el alma.-Contestó con la cabeza, que
no. Despues de un rato, se agitó por tercera vez con los
mismos síntomas, quedando, por último, tranquilo
y
placen–
tero, como quien se ve libre de un gravísimo peligro en que
hubia estado. Preguntóle otra vez el religioso, si tocaria para
que se juntase la comunidad,
y
con Ja cabeza hizo señal de que
sí, no cesando de besar con tierna devocion las manos, pies
y
costado, del Santo Cristo que tenia consigo.' Llegaron todos Jos
religiosos con el señor Arzobispo de Méjico, y otros respetables
eclesiasticos seculares
y
regulares, para encomendarle el ulma .
Cantáronle el credo;
y
al entonar las palabras
Et horno factu•
est,
aplicándose al pecho el crucifijo, sin hacer gesto ninguno,
sino solamente cerrando los ojos, como quien duerme trán–
quilamente, entregó su bendita alma al Criador, el din 3 de 1"0-
viembre del afio mil seiscientos treinta
y
nueve, entre ocho
y
nueve de Ja noche,
á
los sesenta aüos de edad, cuarenta y
cinco de religion, y treinta
y
seis de profeso. Lloró todo el
concurso la pérdida de un varoo que edificaba tanto con su