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porque estos rnecl.ios des fallecen sin ce ar en manos de aquellos que l os em1)Iean.

Las· i nstituciones democdlicas d espiertan

y

liso ng ean la pasion de la igualdad

sin poder jamas satisfoce rla enteramente. Esta igualclad comple ta se escapa to–

oos los dias de las manos d el pueblo en el mome nto en c1ue cree aferrarl.a,

y

huye, como dice P ascal, de una buida sempiterna: el pueblo se enardece en

:pos de ese bien, t anto mas prec ioso cuanto se halla bastante cerca para ser

conocido, bastante l ejos para no ser saboreaclo. El azar de triunfar l e conmueve;

Ia incertidumb1·e cl el exilO le irrita; se agita, se cansa, se exacerba. Todo lo que

'le sobrep:ija por algun }ado l e parece en tonces Un obstaculo

a

SUS deseOSj

J

no

·ha·i supe1·ioridad, por l egilima que sea, cuya vi sta no fatigue sus ojos.

La hi stod :i d el mundo

no ofrece egcmplo de que una gran nacion haya

]~erm::tneciclo

lar go tiempo bajo el regim!!n republicano

:

hablo por supuesto de

una gran republica cc nsolidacla, no d e una confederaci on de p equefias republi–

cas. T odas las pasi n es

fatul es a estas, crecen con la ex tension del territorio:

·mientras que l as virtucles que l es sirven cle apoyo no se acreci e ntan segun la

misma m edida. La ambicion de l os particul ares se aumenta con el poder dcl

·E stado; la fu e1·za de l os partidos con la import::rncia del fin que se proponen;

p ero el amor de

l a pat ii a , que debc luchar cont• a esas p asiones destructoras,

11 0

es mas ene rgico en una vasta r epl1blica que en una p equ efia. Aun seria fa–

cil el probm· que es alli m en os pocleroso ,

y

se Lalla m eoos d es arrollado . Las

gl'ancl'es riquezas y las profundas 1niseria> ,

l as m e tr6poli , la tlepravacion de

hi s costumbres,

el

egoismo individual ,

la

complicacion cle l os inlercses , son otros

tantos peligros crue na cen casi sie mp1·e d e la grande extension d el E stado. Mu–

chas cosas

ae

estas n o daiian

a

l a existe ncia de una m onarquia ; algunas pue-·

clen concurrir

a

su d uracion. Por otra p arte, en

las mooarquias , el gobierno

tiene una fu erza que l e es propi a ; se sirve d el puebl o

y

no d epende cle

el ;

cuan–

to m as grande es

el

pueLlo, tan to mas fu erte e

el prin ci pe; pero el gobierno

1·epubl icano no pnede opone1· a csos p eli gr os m as que el apoyo de

l a m=iyoria.

Ahorn bie n , este el em en to de fue1·za no es mas po 1e roso , proporc ionalmen te,

en una vasta r publica q ue en una pequefia . Asi. , mientrns · que los medias cle

ataque aumentan sin cesa1· en numero

y

_roder, la fuerza de resistencia perma-

11ece la mi ma.

E s bien sabido, ademas, que l as pasiones humanas adquieren

intensidad,

no solamente p or la grand eza del obgeto que quieren consegui1-, sino tambien .por

la

multitud d e indil'iduos que

a

un mi smo ti empo las experimentan. No hai na–

c1ie que no se haya encontrado mas. conmovido en medio cle una muchedumbre

agitada que panicipaba de su emocion, que si bubie e sido el solo que la sin–

tiese . En una gran repuhlica, las pasione · politicas se hacen

irresistibles: no

solo porque el ohgeto que persigueo es inmenso,

sino tamhien porque millones

cle hombres las sienten de

la

misma manera

y

al inismo tiempo.