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aucta

y

le imponen un cierto numero de obligacioncs positivas,

ae

las cuales

no puede <le modo alguno separarse . Excepto el tumulto , esto es Jo rnismo que

~i

la rnayoria deliberase en la plaza publ;ca .. ... . La mayoria

tiene alli un po-

d e1 inmenso d e

hecho~

y un p od er d e opinion casi tan grande;

y

cuando ella

ha llegado

a

formarse

sob1·e una cuestion, no hai nin gunos ob stacnlos c1ue

puedan-no cligo detener-

pero ni aun retardar su marcha , d ejanclole

t iempo

pa1·a escuchar l as quejas de aquellos

a

quien es al paso aplasta. Las consecnen–

cias de es te estado de cosas son funes tas y peligrosas p;na lo futnro. . . .. Alli se

ha acloptado precisamente ]a combinacion. que fovorcce mas

b

instab ilid ad de–

mocratica,

J

que permite a

la

d emocracia apJicar

SUS

volubles voluntades

a

l os

obgetos mas importantes ... .. La may or reconven cion que hago al gobierno d e–

mocra t ico , tal como se halla organ izado en los Estados-Unidos, no es ,

como

muchos lo pretenden en Europa , su d ebiliclad, sino al contra1·io su fuer za irre –

sisti bl e. Y lo que m as me r epugna en America no e3 la extremada libertad qne

nlli r eina , sino la

poca garanlia que se halla contra la tirania .

.. . . .

Por

in t-

cua

d

irracional que sea la meclida que os hiere

,

es forzo so someter se

d

ella . . . . .. ( ")

La omnipotencia de la mayoria al mismo ticmpo quc fav01·ece el

despo ti smo l egal clel l eg islador, favo1·ece tambiea

la

arbitra1·iedad del m agis–

trado . . ... Es verda<l 'Iue l os cortesanos en America , no dicen

Senor,

ni

Vues–

tra lllfagestad;

pero h a blan sin cesar de las luces naturales d e su amo el Pue –

blo: no hacen justa litcraria para discutir cual de las virtades clel principe

merece mas aclmiracion; pe1·0 afirman que las posee todas ,

sin haberlo.s ad–

quiriclo,

:r

casi sin saberlo : no le dan sus mugeres

e

hijas parn que se cligne

elevadas al rango cle sus banaganas; pero sacrifican<lole sus opiniones, se pros–

tituye n a si mismos. ))

«No he oiclo nunca decir que en los Estados-Unidos empleasc n sus riquezas

en ganar a

los goben1ados; p ero h e visto frecuentem ente p on er en Juda l a pro–

bida J de l os fun c io narios publicos. Aun mas

a

rn enudo h e oido at1·ihuir

SUS

pr6s–

peros sucesos a bajas intrigas

y a

maniobras culpables . «Alli no h ai legislacion

r elativa

a

las bancarrotas

frauclulenta~

.

.'. Dependeria esto d e qu e n o h::i y hau–

canota? No, p or

el

conti·ario, h ai muc has. El temor de ser perscguido cr m o

h a n carrotero

soLrepuja, en el a nimo <le la mayoria , al

temor l1 e ser

<irru i11a –

d o p or las bancarrotas ; y

sc forma en la conc iencia publica , una es pec ie de

t oleran ci a culpable con r especto al d eli to qne cada uno conclena . .. .. He oiclo

hablar cle la pa tria en aquel pa is : b e encontrad9 patriotismo verda<lcro en el

pueblo· l e h e buscaclo much as veces en vano en los que l e dirigen . E s to

.!'e

comprende facilmente po i· analogia : el

dcspoti~mo

d eprava muc110 mas a qui en

se omete

a el,

que

a

quien le impone . ..... .

[•J

Nota

16.a