-55-
aucta
y
le imponen un cierto numero de obligacioncs positivas,
ae
las cuales
no puede <le modo alguno separarse . Excepto el tumulto , esto es Jo rnismo que
~i
la rnayoria deliberase en la plaza publ;ca .. ... . La mayoria
tiene alli un po-
d e1 inmenso d e
hecho~
y un p od er d e opinion casi tan grande;
y
cuando ella
ha llegado
a
formarse
sob1·e una cuestion, no hai nin gunos ob stacnlos c1ue
puedan-no cligo detener-
pero ni aun retardar su marcha , d ejanclole
t iempo
pa1·a escuchar l as quejas de aquellos
a
quien es al paso aplasta. Las consecnen–
cias de es te estado de cosas son funes tas y peligrosas p;na lo futnro. . . .. Alli se
ha acloptado precisamente ]a combinacion. que fovorcce mas
b
instab ilid ad de–
mocratica,
J
que permite a
la
d emocracia apJicar
SUS
volubles voluntades
a
l os
obgetos mas importantes ... .. La may or reconven cion que hago al gobierno d e–
mocra t ico , tal como se halla organ izado en los Estados-Unidos, no es ,
como
muchos lo pretenden en Europa , su d ebiliclad, sino al contra1·io su fuer za irre –
sisti bl e. Y lo que m as me r epugna en America no e3 la extremada libertad qne
nlli r eina , sino la
poca garanlia que se halla contra la tirania .
.. . . .
Por
in t-
cua
d
irracional que sea la meclida que os hiere
,
es forzo so someter se
d
ella . . . . .. ( ")
La omnipotencia de la mayoria al mismo ticmpo quc fav01·ece el
despo ti smo l egal clel l eg islador, favo1·ece tambiea
la
arbitra1·iedad del m agis–
trado . . ... Es verda<l 'Iue l os cortesanos en America , no dicen
Senor,
ni
Vues–
tra lllfagestad;
pero h a blan sin cesar de las luces naturales d e su amo el Pue –
blo: no hacen justa litcraria para discutir cual de las virtades clel principe
merece mas aclmiracion; pe1·0 afirman que las posee todas ,
sin haberlo.s ad–
quiriclo,
:r
casi sin saberlo : no le dan sus mugeres
e
hijas parn que se cligne
elevadas al rango cle sus banaganas; pero sacrifican<lole sus opiniones, se pros–
tituye n a si mismos. ))
«No he oiclo nunca decir que en los Estados-Unidos empleasc n sus riquezas
en ganar a
los goben1ados; p ero h e visto frecuentem ente p on er en Juda l a pro–
bida J de l os fun c io narios publicos. Aun mas
a
rn enudo h e oido at1·ihuir
SUS
pr6s–
peros sucesos a bajas intrigas
y a
maniobras culpables . «Alli no h ai legislacion
r elativa
a
las bancarrotas
frauclulenta~
.
.'. Dependeria esto d e qu e n o h::i y hau–
canota? No, p or
el
conti·ario, h ai muc has. El temor de ser perscguido cr m o
h a n carrotero
soLrepuja, en el a nimo <le la mayoria , al
temor l1 e ser
<irru i11a –
d o p or las bancarrotas ; y
sc forma en la conc iencia publica , una es pec ie de
t oleran ci a culpable con r especto al d eli to qne cada uno conclena . .. .. He oiclo
hablar cle la pa tria en aquel pa is : b e encontrad9 patriotismo verda<lcro en el
pueblo· l e h e buscaclo much as veces en vano en los que l e dirigen . E s to
.!'e
comprende facilmente po i· analogia : el
dcspoti~mo
d eprava muc110 mas a qui en
se omete
a el,
que
a
quien le impone . ..... .
[•J
Nota
16.a