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ENTRETENIMIENTOS
ha perdido Lacedemonia su prosperidad, si·
no quando perdió sus costumbres. Es pro·
pio de la sabiduría del Autor de la Natura–
leza, que sea la felicidad el premio de la
virtud , y la adversidad la compañía del vi–
cio. Este es
d
orden general. ¿Pero no hay
excepcion en estas leyes comunes? El que
las ha dado , por unas razones que seria te–
meridad querer penetrarlas, ¿nunca las de–
roga?. ¿No se ha visto alguna vez elevar su
fortuna los Imperios sobre la 'injusticia, y
florecer por medios que la Moral reprueba?
¿Qué virtud tienen los Persas, que domi–
nan sobre la Asia? Me parece que l?hilipo,
á
quien todo se une, no tiene nias virtud
que nosotros', que vamos en decadencia. Me
parece que cada dia los hombres perversos,
á fuerza de relaxaciones, y maldades, quitan
á
los hombres de mérito la recompensa so–
lamente debida
á
la providad. ¿Por qué,
pues, por las mismas ideas,
y
los propios
pasos no podrán obtener los Estado• los
mismos fel ices sucesos? Hemos- visto
á
lo~
tiranos ilsuípar1a.soberaafa en sos Ciudades,
gozar de susJatrociaios,
y
morir tranquila–
mente en sus lechos. Por el contrario , no
ha poseído Sócrates alguna de nuestras Ma–
gistraturas
,·"f
ha
encontrado Jueces, que le
cof\denaron á beber Ja cicuta. ¡Ah•Phocion!
.qué
escandalosós e5pectáculos nos presenta
con·