DE PHOCION.
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solo se sostiene por Ja debilidad,
y
corrup–
cion de sus vecinos ,
y
de sus enemigos! Es–
te defecto de Cartago ha sido
el
de casi to–
dos los Estados; pues en lugar de considerar
solamente sus esenciales necesidades,
y
las
de la Sociedad , .-Ne no buscar otra cosa,
que Jo que le pue.dal\acer dichoso en todas
; circunstancias ,
y
tiempos, se ha dexado en–
gañar la imprudente Política de los sucesos
transitorios: no ha hecho mas que falsas re–
glas,
y
de estas se han seguido tambien tan–
tas revoluciones, de que otros tantos Pue–
blos han sido,
y
serán aun miserables vícti–
mas. Sí, Aristias: estoy previendo anticipa–
damente la caida de los Cartagineses , por–
que veo que habrá sobre la tierra algunos
Pueblos siempre dispuestos
á
hacer la guer–
ra
á
las N aciones ricas ,
y
hasta ahora han
sido el pillage del valor ,
y
la
disciplina
las riquezas, que corrompen las costum–
bre~.
¡Qué lejos estamos , exclamó Aristias,
de los verdaderos principios de la Política !
La historia de la Greci& ,
y
lo que se nos
cuenta ele las revoluciones sucedidas en los
E stados , que dividían en otro tiempo la·
Asia, prueban mucho la verdad de vuestra
doctrina , y la infelicidad de nuestra actual
situacion. Acostumbrado á oir decir
á
nues–
tros Políticos, que el dinero es el nervio de
la