JJE PROCION.
militares, ni tenemos Ciudadanos, ni Sol–
dados. Los hombres, que creen que no ne–
cesitan
del
valor, no tardarán en darse
á
los
placeres,
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embrollos. Su caracter no con–
servó ni fuerza, ni nobleza,
y
se oid, no
obsrnote , su voz, en la plaza pública ,
y
en
al Senado. De esto se originan todos Jos de–
Grctos, qui! nos cubren
de
un
oprobrio
per–
pcruo,
y
de cierta delicadeu en el espíritu•
nacional, que no pern1ire algui1 recurso al
bien. No estuvieron compuestos nuestros
exércitos mas que de
la
liga de Ja Repúbli–
ca. Compararon su suerte nuestros soldados
con la de los Ciudadanos ricos, ociosos,
y
torpes, que vivLln en sus casas. Llevaron
las arnus con disgusto,
y
les pareció la
guc1n d ultimo,
y
mas baxo oficio,
y
no
J,1
hiácron de pues sino con la esperanza del
pill,igc ,
y
de gozar algun dia del fruto de
i,us r.1piñ.1s.
~Cómo
scri:i
posible
formar en
scmej.tnte rnilkia una disciplina austera,
y
rcgul.u
1
sin
IJ.
qtrnl aun el
111ismo
vJlor será
inu1il? ¿Como llcg.ircis
á
dar
a
estos solda–
do::.
.1v.1rus,
y
n1
rcenarios una idea de Ja
gencro•id td , que deben tener los defensores
de
l•
p.uri,1 ?
on insenc;.uos
nuestros Ciudadanos
ri–
cos en
conli.irj
otros que
:i
ellos
n1isn1os
el
cuid.i
dode
iJ
RepúblicJ, )'no
prc,•eer,
que
se
exponen
a
p<rder
e5t~
lib rtad, estas ri-
quc-