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ENTRETENIMIENTOS
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navíos,
y
comprar la amistad do algunos
Pueblos, que comenzaban á venderla,
y
pa–
recirno> los árbitros de la Grecia. Engaña–
dos nuestros Magistrados por esta aparien·
cia de prosperidad, creyeron que las mismas
virtudes, que honraban;-.,..;¡estra pobreza,
y
que esta sola sostenía:,-· serian tambien las
ecónomas dispensadoras de nuestros cauda–
les. Pensaron que la
Repú~lica
jamas podría·
ser mny rica: ig1:osero error! Haciéndonos
avaros, apagaron con prontitud el oro, y la
plata rodas las ideas de honor , y genero–
sidad,
y
nos entregarop á todos los. vicios,
haciéndonos amar el luxo. Se hizo el dinero
el nervio de la guerra,
y
de la paz; porque
los Atbenienses vendieron á su patria los
servicios, que en otro tiempo recibía sin sa–
lario. ¿De qué nos sjrvieron entonces nues–
tras dañosas riquezas? Quanto mas adqu i–
fÍan1os, 111as se
depravaban
nuestras costu111·
bres : teníamos
á
bien
el
enriquecernos ;
y
i:;ra siempre
roa~ gr~nde
nuestro deseo, que
nuestra fortuna. Mas pobres por nuestras
necesidades , que ricos por nuestras rapi1ías,
é injusticias, se empobreció la República,
y
experimentó
tod~s
las incomodidades de la
pobreza , porque tenian sus Ciudadanos to–
dos los vicios de los ricos.
,
Sonrojados de sus absurdos estos Políti–
cps ii;isensatos, por dar algun vigor á la Re-
pú-