DE PHOCtp,N.
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será permanente,
é
inmutable, en tanto que
tengamos por Magistrados á otros hombres.
Tomaréis todas las precauciones imaginadas
por Sócrates, y PJaton , para hacer segun
ellas los Aristides : lo concedo; como tam–
bien doy· asens<¡>,
á
que serán iüfatigable's,
é
incorruptibles; )}ro estos Magistrados serán
hombres: no verán mas que las exteriores
~ones
del Ciudadano; y comunmeute lle•
garán tarde para
el
socorro de Jas buenas
costumbres, de la justicia, y de las leyes
ofendidas. Debiérase desear, que para sofo–
car Ja misma raíz del vicio , les fuese conce–
dido penetrar nuestras conciencias, sondear
las profundidades de nuestro corazon,
y
juzgar nuestros pensamientos,
y
deseos al
tiempo que nacen.
Pero se han reservado
á
sí misn1os este
conociLniento nuestros Dioses;
y
supuestd
que si se concediera
a
un hombre el privile–
gio de juzgar de nuestros pensamientos ,
é
intenciones, establecería su tiranía, porguei
abriria una puerta libre
á
las pasiones del
Magistrado, quizá mas funestas á la Socie–
dad , que las del Ciudadano ; quisiera que
todos los hombres estuviesen persuadidos de
esta importante verdad;
y
es, que la Provi–
dencia , que gobierna el mu1'tdo ,
y
vé los:
111ovi1nientos
inas
secretos
de
nuestra aln1a,
castigará el vicio,
y
recompensará la virtud
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