IOZ
ENTRETENIMIENTOS
llevase al heroismo , no Je sofocaría su pose–
sion. ¿Qué vale, dicen los Persas, esta re–
compensa que hemos recibido?
¿
Quaoto
este empleo de. Sátrapa? ¿Quales son los
provechos de este cargo de palacio? E stos
son los frutos que ha prodycido la Política
ciega '
y
pródiga ' que hant.ienido los suce–
sores de Ciro.
¡
[nfelices Príncipes, que col;
n1audo de bienes
á
vuestros cortesanos,
ha-"
beis llegado
á
no hacer de ellos sino merce–
narios ,
y
esclavos , que solo son dignos de
la
recompensa que reciben!
faecR.s!1
1
~1o~~
Si
no
me ...
engaño,
querido Aristias, has...
y respeto
á
tan las reflexiones con
c¡ue
os acabo
de en–
Dios.
tretener, para haceros ver
con10
nos llevan
sin esfuerzo la templanza , el amor al traba–
jo ,
y
á
la gloria
á
la práctica de Ja justicia,
la prudencia ,
y
el valor , desembarazándo–
nos de Jas pasiones contrarias
á
los intereses
de la Sociedad. No me contento con esto;
porque mientras nuestras pasiones (siempre
vigilantes para los objetos, que albagan nues–
tra io1aginacion,
y
nuestros
sentidos)
estan
en una continuada accion , queda dispuesta
á
dexarse engañar nuestra razon, sujeta
á
freqüentes letargos. J>or muy sólido que pa·
rezca en su establecimiento el imperio de
las buenas costumbres en el conjunto de mu–
f;h~s
virtudes, que recíprocao1ente se sos–
tienei:, no nos debemos envanecer de que
se-