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ría ta mbién el conocimiento que de las cosas
t enemos. Coexis tencia ó suces ión e n las cosas,
lí.mite
y
rela ti vidad e n los concep.tos; ta les son
las leyes de nu estra
in t elige ncia, en fr e nte de l
probl ema de la real idad.
Po r último, la filosofía positiva lleva
á
sus in–
ves ti gacio nes un elemento p recioso: el princi–
p io
g enétz'co
a plicado a l mundo mora l. Los sa–
b ios na tura li s tas han es tu d iado la nat ura leza;
y
ha n vis to que, para com p re nde rl a, es necesa rio
examin a r los eleme ntos ru d imen ta rios, las ma–
t e ri as simples; las q ue, sig uiendo la ley de la
evolu ción, ha n llegado á forma r los eleme ntos
com plej os,
los orga ni smos
s uperiores. Es te
p rincipio, no comp re nd ido po r Descar tes ni po r
Ka nt . es de imprescindibl e neces idad ap li ca rl o
e n el a ná li sis de los complicados fe nóme nos de
la inteli ge ncia superi o r ; pues la na tu ra leza hu–
man a no se halla fuera el e las leyes de la vicia.
De es te modo se ha abi erto un nuevo campo
á
la ps icología. Se es tucli a hoy el gé nes is de las
fa culta: des inte lectua les ; la infl uencía de l tejido
ne rvioso e n la acti vidad psí quica; e n una pala–
b ra. e l o rig en, el desenvol vim ien to
y
la com–
pli cación de los fe nóme nos de l e. píri t u e n los
s e res vivos, co ndicionados d irectamen te po r el
o rg a nismo
y
por el medi o físico. Así se ha ll e–
gado
á
comp re nder la fa lsedad de la a ntigua
co nr.epc ión de las fa cultades de l al ma, como e n–
ti dades absolutas. perfec tas, me tafis icas; pa–
ra estudia r el prog resivo desa r rollo de la ac–
ti \ idacl espi ri tual: desde su orige n embri ona–
ri o,
inconscient~.
hasta el pe nsamiento reflex i–
vo, que se ju zga á sí mismo, e n bs abst rae-