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toda especie no inundarían la tierra á punto de con-–
vertida. en insoportable albergue? ¡Cuantos cadá–
veres infectos, cuantas materias en putrefacion con–
vertirían en insaluble la atmósfera
y
nocivas las
a..~as,
sin las especies encargadas de purgar la
tien-a! Para limitarnos á un solo ejemplo de ani–
mal dañoso, el veneno mismo de las serpientes se
explica de una manera natural: la serpiente animal
lento tímido y desprovisto de miembros, habría
sid~
incapaz de procurarse los medios de subsistir
s1
ella no hubiese recibido de la naturaleza la facul–
tad de herir de muerte á su presa. Es muy raro que
la serpiente ata.que al hombre
y
si alguna vez le es
peligrosa ¿de cuantos animales inmundos y asque–
rosos no nos libra? En el plan de la creu.cion cada
especie ti1me alguna funcion que cumplir; nada ha
sido creado sin una mil·a y utilidad general que no
apHcibimos siempre, pero que no es menos efectiva
y real. Hay una multitud de vegetales y animales
dailosos en
la
apariencia que sirven de pasto á es–
pecies mas perfectas, como estas á otras, hasta que
se llega á las q110 sirven inmediatamente para
nnestro uso. Las especies mismas que i·oen nues–
tros vestidos y destruyen nuestros alimentos cum–
plen todavía los designios de la providencia que
no quiere que exista nada perdido ni descuidado
en el universo. Algunas sustancias malsanas en–
tran en
la
composicion de remedios útiles
y
nues·
tro mismo arte de los venenos nos los suministra;
muchas veces lo que es un veneno para·una espe–
cie, no lo es para otra.
Los monstruos, es decir, ciertos fenómenos que
salen de la general regularidad de las obras de la
naturaleza, son la consecuencia de ciertos obstácu–
los que nacen de
la
imperfeccion inherente á todo
.ser creado y un resultado del conflicto que se for–
ma,
bajo influencias diversas, entre muchas leyes
eáhias que Dios no debe derogar para impedir
la.