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dos; pero salen tarn bién ideas, sentimientos, mo–
ral, religión, es decir, una porción del alma del
género humano."
A este bello pensamiento de Larnartine, agrega·
remos: ¿Y quién puede negar que la Imprenta ha
abierto un nuevo horizonte al génio del hombre?
¿Hay al!l"un otro descubrimiento que le sea com–
parable? No: ni los de la misma época que aquel,
corno son el de la Pólvora y el del N uevo Mun..
do, ni tampoco los más modernos, como el Va–
por y la Electricidad; por la sencilla razón, que
estos descubrimientos, tan útiles como son, sólo
han obrado sobre la parte rnat erial de la Huma–
nidad: la Pólvora, igualando la fuerza bruta; el
Nuevo Mundo, -completando los dones terrestres
del Criador; el Vapor, acrecentando las fuerzas
productoras del hombre; la Electricidad, trans–
formando su gran potencia atractiva en trabajos
mecánicos. La Imprenta, al contrario, obrando
sobre la parte intelectual de la H urnanidad, ilus–
tra al Universo entero y eleva el nivel de la Inte.
ligencia humana.
No solamente ha sido universalmente reconoci–
da la Imprenta como el arte de las artes, sino
que los pontífices, reyes y prelados la !Ian proclama–
do como er
arte dt'vz"no
y
por ezcelencz"a,
á la que se
deben los grandes adelantos realizados durante
los cuatro 61timos siglos en las ciencias, las artes
y los demás ramos del saber humano, que cons–
tituyrn el ajignntado progreso de la Civilización
actual; porque sin la Imprenta, los pueblos no
hubieran podioo comunicarse sus pensamientos
ni vivir, puede decirse, de una vida com6n: aban–
donados á la ignorancia y preocupaciones vulga–
res que fomentan las ant1patías de unas naciones
con otras, nunca hubieran ofrecido el maravilloso
espectáculo de una concordia
y
confraternidad
universal! ..... .
Para terminar este epígrafe, trascribiremos el