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Por consiguiente, no es aventurado el declarar,
que el arte de la Tipografía nació en Harlem,
creció en Estrasburgo, y se perfeccionó en Ma–
guncia.
Algunas reflexiones debernos agregar para pa–
tentizar cuán benéfica ha sido para la Humanidad
el descubrimiento de la Imprenta.
Sebastian Munster, en su
Cosmografia Universal,
describe en el pasage que sigue, la urgencia con
que generalmente se dejaba sentir en aquella épo–
ca la necesidad del invento de este arte:
'#Casi en nuestro tiempo se ha inventado este
arte de imprimir los libros con tipos de estallo:
invención divina, suceso memorable, que ya por
sí tan digno de admiración, lo sería aún más si no
hubiera inconveniente en divulgarle. Es una ma–
ravilla casi increíble. aunque verdadera, que un
sólo operario, y en un sólo día, puede producir
tanto corno en dos afios el escribiente más expe–
dito. Esta invención alemana produjo al principio
mucho asombro y después grandes
b~neficios.
El
autor de este bello descubrimiento füé Juan Gut–
temberg
(1440 ),
noble de nacimiento, que hizo
sus primeros ensayos en Maguncia, con una per–
severancia que sobrepujó á la fe que tenía en su
descubrimiento. Débil en sus principios, bien pron–
to este famoso descubrimiento del entendimiento
humano llegó á la perfección que en el día tiene.
-Sin él perdidos eran todos los buenos estudios en
estos últimos tiempos en que nadie cuida mas que
de su provecho. y en que domina la insaciable
sed de ganancia hasta tal pun t o que apenas se dig–
nan recoger en la cal'e esos libros excelentes que
no se podían adquirir en otro tiempo á fuerza de
dinero. Ciertamente que antes del .descubrimien·
to de la Imprenta, cuando ya los buenos autores
empezaban
á
ser abandonados, todas las doctri·