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considerándose todas ellas coma obras
m~e~tras
de la Imprenta en aquella época.
En cuanto al formato de los libros, hubo varie–
dad de tamafios. Aquellos hechos ea
l~s
prime–
ras imprentas de Maguncia, tanto con los carao·
teres tallados en madera cuanto con aquellos ta·
liados en metal, eran del formato en folio máximo
ó mayor. Los impresores que se establecieron des–
pués en otras ciudades, reconocieron que el
for~
mato empleado por sus antecesores
~ra incó~o
do,
y
adoptaron para sus obras el formato en fo.
lio mediano, que también fué sustituido poco des·
pués por el en folio pequefio ó menor. A fines del
siglo xv, muchos impresores habían abandonado
completamente el formato en folio, y lo reempla·
zaron con el en 4.
0 ,
y finalmente con el en 8.
0
Para conocer los
INCUNABLES,
principalmente
aquellos que no tienen fecl!a,-aclemás de los ca–
racteres y formatos que acabamos de citar-hay
que fijarse en otras particularidacles que los distin–
guen
y
son:
¡.•
La falta de título en hoja
sep~rada
al pr.,inci.
pio de la obra, pues sólo en 1479 fué que se em–
pezó á imprimir el título de la obra en una hoja
sola, en las
Epístolas de Cicerón
y
de Plinio,
impre–
sas en Venecia por los hermanos Juan
y
Vindeli n
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de Spira, edición que les valió un privilegio por
cinc;o afios concedido por el Senado de Venecia.
z.•
La falta de letras iniciales, porque los im·
presores de esa época dejaban un hueco al prin·
cipiar una obra 6 capítulo, que los iluminadores
llenaban después poniendo hermosas
iniciales
adornadas de arabescos de oro, plata y colo–
res; estos ornamentos eran generalmente finos y
muy variados de colo res.
3.• Las pocas divisiones que tenía el texto 6
contenido de la obra, pues la materia era corrida
y
compacta, sin títulos y sin separación de capí·
tulos ó párrafos.
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