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",

{

"

86

~ ~

6

B. PRREZ GALD S

-puede fallar la sentencia que dice:

F"ronil(k

nublada, F'icóbriga

mojada.

1-

-Pues pica -el sol,-indicó

~l · · ~bispo

• .'

,

..

---"

-Otra seilal

d~

próxima lluvia, '

ústrí~i

setlor...

. - .

~- ¡

"

'

.

.-En fin, ¿bajamos ó no á la playa?

l '

-¡Quién dijo miedo! ...

¿

Vi~nes

tú, Gloria?–

Esta, durante las

obse~vaciones

meteoroló–

gicas, se había visto precisada

á

contestar

ti, .

varias preguntas del joven,del HOl-_ro, y

á

es–

cuchar

e~tudiadas

frases que . bajo frivolidad

aparente escondían la intención' amorosa.

'e¿

Vienes, Gloria?-repitió D. Juan.

_

-No- replicó ella vivamente:-tengo que

rezar,

y

me vl1elyo adentro.:.

El semblante de Rafael se nubló como fa

,

Cotera de Fronilde.

e

Se le exime

á

u~ted .

de la obligación por

esta tarde,-dijo afablemente

y

con cierto to–

nillo de galantería Sedefío.

-No, no: que rece, que rece-d.ijo D. An–

gel.-Sr. D. Rafael, deme usted el brazo.:.

·Gloria volvió

á

entrar en' la Abadía,

y

los

demás emprendieron su, paseo por una vereda

pedregosa, que empezaba detrás de la iglesia

y

terminab~

en la playa. Delante iba D.' An–

gel, apoyado en el joven orador y periodista;

imagen de la Iglesia sostenida por la ento-