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B. PRRRZ GALnÓS
Si continuamos observando, vemos al través
. de
la
puerta que
no ha
sido
bie~
cerrada,
sú- -
bita claridad rojiza que se extingue pronto.
No hay auda de que la setlorita ha quemado
un papel. Por Roque, que dice todo lo
q~e
sabe, sabemos que Gloria ha recibido poco an·
tes
una car ta con sellos encát'nados, que
no
son los de Espafia.. Después sale Francisca,
entra
D.
Buenaventura,
y
s·e
entabla
nueva
y
más
viv~
conver.:sación ..que dura hasta -hora
muy ·avanzada. Pero no podemos atrapar sino
las
:flnc\uarÍte~~r 'eses
que marean
y
nada
dic.ensolas.
D.
Buenaventura se re"tita al fin medita–
bundo,vcomo
~iem
pre; óyese el rumor -de los
.,
perezosos rezos que preceden al suefio,
y
sale
después ·Serafinita serell a
y
mística, .como un
santo que baja
de
su nicho para pasearse.
~uego
se siente el chasquido de la llave.
¡Adiósl La sefiorita se ha encerrado; duerme,
y
envuelta en delicads: nube de silencio, de
obscuridad, de reposo,
ha
lanzado sue spíritu
) á
las zonas infinitas. Avancemos, apliquemos
nuestro oído indiscreto al hueco de la llave.
¿Oís algo? Nada .•. Quizás un rumor más tenue
que el de las alas del más pequefío insecto
batiendo en el aire, una leve cadencia que
no
sabemo8 si es la respiración de Gloria
Ó
el
aliento de
BU
Angel
de la Guarda, que vela