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JI
Lo que
dijero.~
c¿Tampoco hoy ha
-que~ido
salir?-pregun. -
tó D. Buenaventura.
~Támp~co-repuso
Serafinita sin levantar
la
vista de su obra.- ¡Pobrecillal. .. Hazte
cal'''
go,
Ventura , de cómo estará su espíritu.
Ni
B~
yo cómo vive, ni sé cómo no ha muerto de
dolor', de vergüenza. -
-Pues es
preciso-dijo
él
con
entereza,–
que
no muera
de
ni~una
de esas tres cosas. '
Bino
que viva. .
,-1Vivir!
-exclamó Dofta Serafina 8uspi–
rando.-Sí: ese es
n~estro
deber.
¡Ayl
pata
~lgunos
es una
obligación
bastante pesada..•
Comprendo
la angustia
de
esa
infeliz hija de
-mi
hermano, ¡pobre flor trónchada por el bár–
baro pie del asno,
qu~
en
un
momento
de des..
cuido entró en
el
jardín!... No, no he conocido
en mi ya larga vida ejemplo
semejante,
ni hay
otra caída que
á
ésta
~e
iguále,
como
no sea
la
de Satanás... Y no me digas que t iene
re–
medio en el orden mundano, Ventura•••
--
..