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De su matrimonio puede decirse, como de)
Infiérno cl'istiano, que
h~bía
sido
el conjunto
de
todo[J
lo. males sin
mezcla
de bien
alguno.
El
hombre con quien se
casó
por compromisos
. de
f~milia
reunía en su alma proterva todas
llAs
mald~des,
vicios y
grose~ías
imaginables:
era libertino, disipador, cruel, falso, trampo–
so. La
pobre Serafinita
sufrió con
resignación
malos
tratamientos, infidelidades, e!tcaseces
y
molestias
á
que
no
estaba
acostumbrada~
pre–
senció escándalos, vilezas, vergonl(jsas inter–
venciones . de la justicia, rifias,
estafas;
y
por
último, padeció la mayor humillación
y
la pena
más aguda al ser
maltratad-a
salvajemente por
aquel monstruo. Horror causa
referirlo.
Un
día el
bárba.roesposo
la
abofete~
públicamen–
te. Oll'o día,
en
la intimidad de la casa, la
arrastró por
los cabellos.
La admirable ente ...
reza
y resignación de
vil'~ud·
tan
mo~esta
le
enfurecía más, como si
en
el heróico
sil~ncio
de ella oyera
terrible~
anatemas
de
su vil
con–
ducta. En
aquella
lucha horrible,
á
la
humi–
llada víctima pertenecía el grandioso valor, la
cobardía al verdugo victorioso. Al fin Dios
introdujo
en la
casa
su
mano
justiciera.
El
mal'ido cayó enfermo con lepra repugnante.
LR
~
posa
maltrecha
y
abofeteada, viendo
He·
g
r la ocasión
propicia
de su
venganza, tomóla