GLORIA '
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y
al
decir esto, Teres.ita la M.onja susurra–
ba I!-l oído de sns
~migasjdlabas
misteriosas.
Sonreían
pe~signándose
las setioras,
y
acto
continu.o entraban todas en la Iglesia. .
.
En ,efecto: D. Buenaventura
y
su hermana
habían ido
tí.
Ficóbriga (ésta en Septiembre
del afio antel'ior
y .
aquél en Marzo -del que
corrí(l) ' para asuntos no.
r~lacionados
-con -la -
Jestamentarfa del Sr. -D. Juau. ¡Y qué exce–
lentes .personas eran uno
y
otrol Verdad es
qua tratándose de aquella pri'vilegiada
y
sir
igual familia, 'no pueden sorprender
á
n~di6
las perfecciones' morales
y
altas p
'rend.asdel
alma' que parecían vinculadas en ella.
Serafinita seguía en edad al difunto Don
Juan. El Obispo era el primogénito,
y
D. Bue–
naventura el más joven. Este era feliz esposo,
y
felicísimo autor de numerosa prole: en
cam~
bio, su her.mana era viuda.
y
no tenía ni había.
tenido nunca. hijos. Distinguiase la noble se-–
dora por una semeJanza. tan peregrina con
D. Angel, que verla
á
ella era ver
á
Su Ilus–
trísima vestido de mujer, con un peinado
~n
tre antiguo
y
moderno, traje negro sin preten–
siones de elegancia, pero también sin
aba~do.
no, alguna vez guantes negros de hilo, man–
tón negro
y
anillo negro en uno de los colora–
dos
y
regordetes dedos
de
su mano derecha.