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cpt!!=:zto cura.
Pu~de deéirse~qu~
la
~xcelen~
"
te
mujer
no durmió en la
noche
del 24,
po~«1"9
toda. eUa
-S6
la pasó- de claro en ciaro,
yt\,
L
~
..tiendo huevos
que '
por centenares
fueron
vacía-dos 'en
un
qesaforad-o.ártesón,
ya
desplu–
Inando aves, que al anochecer perecierQn en
horrorosa
he~ato~be.
Pero la
gran l?atahola
fué por
la
~Rfi~na,.·
cuando, .encendida
la
co–
cin,n,
dió
princip~o
el fuego
á
su
gran
obro,
y
\
..
,1
t
~!as
.cacerolas
empez~ron
á
murmurar, yelliu-
010
y
los espesos vapores olorosos, llenando
párte de la
caaa,
saJfan al
campo
como nuu-
•
'cios benditos de la gran hartazga 'que se
dis-
.ponía. Doña Saturnina
y
cu.antas le ayuda.;
ban,
no tenían ' manos para tomar, quién los
papelillos de las especias,'
q~ién
la nuez mos·
cada
ó
el
limón 6 la canela;
y
espumando
gl1i–
·~ ados,
Ó
albard.~ndo
fritos,
ó-
batiendo eusa]a-,
das,
ó
templando
sopas,
parecían traer en
sus
¡nanos el
sustento
de un ejército. _
A hora conveniente, dos jayanes pusieran .
sobre
la
mesa del comedor un mediano
mon -
•
I
te
de
pan,
mientras ,no lejos de allí se
prepa·
raban
la
vajilla
'y
la
mantelería.
Ce~tas
ven–
trudas parían
dulcel=1
á
montones, obra de há–
biles
monj
HS;
y
de
un
barrjg~ldo
tonel
iban
sacando el rico vino añejo de Rioja, el cual,
. después de
ha.cer
buches
v
remolinos eu un