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I
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G~ORIA
cfjensé
én la
presencia de
D~?s
.•', No violénté-
,·mos los sagrados textos, 'seílor
cura,
~i
sosten.'
gamos
qu~
el inspirado
D~vid
,nos
~ecomi~nda
la
'glotonería.
,
--c
o
-,
, ---..:¡Ohf
Ilustrísimo -Señor-exclamó
el pá–
rroco,-' .lo
g~,e
U:sía.
dig,~ , es'á
será mi ley.
";;"Pues digo que
cer~bren
ustedes su ban-,
,
-
.
-
quet~
profano; pero que
no
me invÍten
á .
él,
I
-
porque no voy'. Por lo tanto,
lu~go' que haY~!l
u.stedes cOlnido,
al~rgaré
ini
paseo
has.~'a~ ~llá. '
No es
muy
lejos'.
-No
hay
más que bajar-á
~a'
ría; pasar el
puente de
Ju~as, su~ir
los prados de
D.
Juan
Amarillo,
~
en seguida se llega al Soto.
--Ya,
ya sé el caro.inó.:t
Entró un criadQ. cou una carta. para
Don
J
u~n.
,Este la abrió, y después de recorreflá
con la vista, dijo:
-
,
,
«Es de Daniel MOJ'ton. -Me escribe anun·
.
,
ciando que se embarca
ma~ana
por la
ma~a-
úa.,
y
se despide de todos.:I)
,
D. Angel miró con disimulo á ,su sobrina.
Fuerte" animosa, herójca, Gloria recibió el gol–
pe sin dar á co'nocer las grandes sacudidas de
su alma angustiada. Sólo D.
Ang~l,
sabedor
del caso, creyó distiguir una
extra~a
neblina
611
el rostro de la joven. D. Juan la miró tam–
bién. Tal vez se hubiera entablado
conversa~
,
- -
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