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B• .PÉREZ
GALD6s
.
I
-Nada-:-respondió.-Pensaba
qu~
n,o ha-
brá pobres para tanto
dinero~
.
_ -¡Oh1 Sí
habrá. Ve bus'cando. También '
ha ·
\
dado para las pobres monjas
d~
***.
Ya se ve.
El
dinero es
p~ra
este hombre como para nos-
otros la arena de la playa. -
_ )
I
-Pero no ",es él como el rico avariento.
I
-Eso no lo 'sabemos.
-¿Cree usted qne no se salvará? -
-Pregúntaselo
á
tu
tío-dijo
D.
Juan
rie~-
do,
á
punto que D. Angel entraba en
el
d'es–
pacho.-, . Oye; Angel, el problema,que plantea
esta,chiqúilla. Me pregunta si Morton podrá
salvarse. ¿Cuál es su religión? Se me figura que '
no tiene ninguna.
,
-¡Salvarse" salvarse!. .• -indicó el Obispo
fr~lnciendo
el ceilo.-Ni siquiera sabemos
á
punto.. fijo cuáles son sus creencias. ¡Salvarsel ,
¿Piensas que esa cuestión' puede resolverse con
una palabra? Según
y
conforme se encuentre
su
alma. ¡Quién sabe las vicisltudes
de
ésta en
el
momento de la inuerte! ••-. Pero aquí sale el
Sr.
Morton di,spuesto
á
dejarnos.~
,
i
Morton se
inclinó
respetuosamente para be..
sar
el anillo
á
Su
Ilustrísima. Degpués
dió
la
mano
á
D.
Juan
y
á
Gloria. Estaba ligeramen–
te conmovido, lo
que
á
los dos hermanos
DO
causó extrafieza, pues ellos no veían
con in-