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B. PÉRBZ GALDÓS -
•
dir~
•••
'~
ver, ¿por qué?
respó~danDie,
¿pott
qué?
1-
Como nadie le respondía; Gloria
s~
dába , . -
sí misma la contestación, diciendo,
'cual
si
no
estuviera sola:
e
Mi
esposo serás.•
Pero otra noche se expresaba -entono.distin-
to, diciendo: ,(
"
.Aquello
qtte sólo existe
para
el bien, aque–
llo que viene de Dios,
aquello
que es
l~
nece–
sidad
primera
y
la luz del alma,
la
religión,
Q~
hoy
par~
mí fuente de
~márgura.
Entre-los dos
cae·el filo de
u~a
espada terrible. Nadie
pued,e
resolver
esto, nadie
püéde
hac,er
polvo esta mu–
rtilla que.
se
nos
pone en
medio,
y
Jen la
cu~l
-s~
hie,ren desgarrados
·ri~estr08
brazos
cua'ndo
queremos
jUÍlta~n08
para
siempre•
• Conozco
á
mi
padre.
~s',
una roca.
Maldi~
toa
sean
Martín Lutero"
l~ lleforma~ ~elipe
11,
Guillar,IDo )d\e
Orange,_
el Elector
de
no sé
dón–
de,
la
paz
de Westfal¡'a, la rev.olución de
no
sé
euántos,
el
Syllabus,
todo
eso
de
que
ha
habla–
do papá
.esta noche•.• He aquí que ataja
nues–
tros pasos
y
corta
el
hilo
de
vida -que nos une,
no
Dios,
autor
de
los corazones, de la virtud
y
el amor, sino los
hombre8~
que
con
SU8
dis–
putas,
SU8
rencores,
BUS
envidias,
sus vanida- _.
des, han
dividido la8
c~e~Dcias,
destl"uyendo la
.. ...
~
..
~
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......
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