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GLORIA
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esas dfvinas manos, y con
h~
condición de dar–
lo
á
otros pobres más pobres que yo... .¡Ahl
,
¡Qué feliz soy, eefiorita míal Si fuera malo me
'volvería bueno ahora. 'l'rabajo sin cesar,
y
el
. Sr.
D. Juan no se arrepentirá de laaberme da–
do esta choza, porque se la estoy compo–
niendo. ,
Gloria no miró las grandes obras de carpin–
tería que traía entre manos.Mundideo.
e
Adiós-dijo.-Abrázame. .
- ¡Sefioritd. Gloria, por Dios! -
~xclamó
/" Mundideo retrodediendo.
-¿~
o te abrazó el del vapor?
Y·antes que Caifas pudiese impedirlo, Glo–
ria le 'estrechó entre sus brazos. .
«Ahora tienes que ser hombre de bien,»
gritó alejándose
tí,
buen paso de la choza.
And.ando hacia su casa,
)10
vió las vacas
que al pasar' la miraban, ni el verde maizal,
ni los cinco castaílos mutiladol!J
y
generosos
que se cargaban de fruto en su vejez, como los
patriarcas bíbliéos padres de tantos hijos; ni vió '
la torre de Ficóbriga, ni los- pájaros que vol–
vían 'del horizonte en vagabundo grupo. No
vió' nada más que un sol poderoso que
h~bía
salido. há tiempo en su alma,
y
que subiendo
por la inmeils8 bóveda <!le 'ésta, había llegado
ya al zénit, y la inundaba de esplendorosa lnz.