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,
..
10 ..
B'.
,
\
PEREZ , GALDÓS
sidades de la ci.encia
éncerrar~e
en tan deliciosa ,
,
,
cárcel, buscando al modo de aparente muerte
para
~l
mundo
y'
v.id~
inmensa para- ella Bola!.
.
~a
cas,a es de esas que de.tienen al viajero
y/,
le dicen:
«¿~
que no .aciertas' quién viv.e en mi?,
.' Silencio: 'ábrese una de las persianas verdes
que dan al jardín por el lado de las mpnta- ,
fías. Hermosa mano rápidamente la
empuj~;
-se mueve la cortina", dejando ver una cara de
mujer. Sus ojos negros explorad durante Un
rato todo el paisaje, y si la luz va 'lejos, ellos
,
~
van más . .su rostro indica con r.asgos infali- .
bIes la ansiedad del que espera y ·las penosas
inquietudes de un pensamiento 'ocupado por
entero con la imagen de la persona que no
.
.
.
qUIere venIr.
.
\
Mi ramos nosotros también hacia los mon-
tes, y no vemos más que .montes. 'La graciosa
joven desaparece, y al ·poco
rat~
torn.a
á
pre–
sentarse y
á
mirar, más itnpaciente cuanto
más tiempo pasa. Dif íase que sus .audaces
ojos quieren
v~r
lo
qu~
hay detrás de las mon–
tañas .• . Pero en .1os remotos
camino~
no apa–
rece aún cosa alguna con forma
d~
hÜ'mbt:e ni
de bruto, y ella se inquieta primero, se fasti–
dia después. No sólo está impaciente, sino
enojada,
r
del enoje pasa
á
la cólera,
y
de la
cólera
á
la
desesperación.
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