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B. PÉREZ GALDÓS
dos y .en los arrecifes, sus mil lenguas' de
es–
puma mod ulan palabras de paz.
Las suaves colinas verdes van ascendiendo
desde el mar. hasta las montaflas, subiéndose -
unas sobre . otras, cual si apostaran
á
quién
llega primero arriba. En toda la extensión del
paisaje" se ven casitas rústicas de peregrina .
forma esparcidas por el suelo; mas en nn pun-
to los desparramados edificios se convocán, se
reúnen, se abrigan unos contra otros, forman–
do el nobilísimo conjunto urbano que los si–
glos llamaron Fic6l>riga. Elévase en el centro
la
torre no
acabada~'- 's~mejante
á una cabeza
sin sombrero; pero tiene'-ell su campanario dos
ojos vigilantes, y
allí
dentro tres lenguas de
metal que llaman á
~isa
por
la
mafia.nay
re–
zan al anocpecer.
En. 'torno
al
pueblo (pues estamos cerca
y
podemos verlo), lozanas mieE\es
y
pradeioas
muy lindas anuncian cierto esmero agrícola.
Silvestres zarzas cercan 'una
y
otra heredad, y
madreselvas llenas de aromáticas manos bIan-
-
.
eas, árgomas espinosas, enormes pandillas de
helechos que se abaniquean
á
sí mismos, al–
gunos pinos de verde copa
y
multitud
-de
hi–
gueras,
á
quienes sin duda debe
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nombre
Ficóbriga.
¡Hermoso espectáculo ofrecen desde aqui