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B. PÉREZ GALD6S
tadota joven!" A totlo atendía, cual
si '
nada
ocurriese en la creación que no fuese impor':'
tantísimo; atendía
á
la hoja
desprend~-da,
del
árbol,
~
la mosca
~que
pasaba zumbando,
á,:
cualquie~'
¡'uido . del ,viento
ó
bullanga de los
chicos en
el
camino.
,
.
...
.
.
.
,..
Su
fisonomía, parlante
y
expresIva ' como
ningun~,
no cal'ecía de defectos; mas eran de '.
I
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,
esos que no sólo se perdonan,
81.00
que
' ~e
ad-
. miran. ' Era su boca un poquito. grande,
y
su
nariz
cas~
más pequet1a de lo. regular; pero. el
co.njunto no podía ser más he,chicero. Sus la–
bio~
eüeendi,dás eran la más /hermosa
y
dulce
.' fruta que puede of'l'ecerse en el árhol de la
be..
Heza á los ham'briento.s ant9jo.s del amor. Con–
trastaba con la fréscura de esta
gol~sina l~
" exaltaci<)n, la flamígera viveza_de sus
ojos.ne–
gros, que tati pr,onto. ' resplandecían con súbito.
rayo, tan ,pronto se abatían con lánguid.a
p~reza. Sobre estos dos
~stros
aleteaban sus
gf
an-
des pesta11as. Mirando como miraba, ponla en .
sus ojos el reflejo de una conciencia
pura. .
Aquella profunda sensibilidad, dispuesta
á _
desarro.llarse
á
tiempo,
y
que, no encendida
todavía con verdadero fuego,
á '
todas horas
echaba chispas; aquel afán
de
sentir fuerte
estaba tan lleno. de ho.nestidad,
co.mo.el de al- '
gunas
que
por esta virtud han llegado
á
la
ca-
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