

y
cumbres, dibujo fas pinturos mexiconos, fas ruinos incos, despotrico contra
el
esclovismo
y
se oburre
en
Limo. Uno combinoci6n de Indiana Jones de
lo
/lustroci6n
con lo
cobezo
cientffico m6s comp/eta de su sigfo.
Joyas de la Bibliotec a
B IBLIOTECAS PERUANAS DEL SIGLO XVIII
tor sabio y consumado/ cuyas
!eyes son notorias/ si te busco
por historias/ en todas te hallo
versadon; Medicina en las de
Cosme Bueno y Marcelino Al–
zamora, etcetera. Concesion
voluntaria e inevitable a una
division del trabajo. Mas para
remediar y corregir esa espe–
cializacion, en cumplimiento
de esa vocacion universal y
enciclopedica de la llustracion
del siglo XVIII , aquellas mismas
bibliotecas, cualquiera que
fuese el oficio de su dueiio, se
preciaban de guardar las prin–
cipales obras representativas
de la cultura moderna que des–
de mediados del siglo XVIII y a
partir del reinado de Carlos Ill
se difundio en el Peru . Cam–
pomanes, Jovellanos, el padre
Feijoo, al lado de Mirabeau (el
fisiocrata) , Bayle, Sainte Aubin y
otros. No figuraron, en cambio,
al menos en los inventarios, las
obras prohibidas por la lnquisi–
cion espaiiola . Las de los tres
ultimas autores mencionados
constituyen una excepc ion .
Estas ausencias pudieron muy
bien ser omisiones deliberadas
y prudentes, como por extenso
discutire en otra oportunidad .
El an61isis de las bibliotecas
privadas del siglo XVIII podrfa
todavfa continuarse. Serfa ne–
cesario insistir en la difusion de
aquellas obras que como se ha
dicho prueban la supeNivencia
en el Peru de esa epoca de as–
pectos tradicionales de la cul–
tura espaiiola . Y examinar por
otra parte asimismo el numero
e importancia de autores como
Solorzano, Feijoo de Sosa, Cieza
de Leon, Zarate y Garcilaso, in–
mediatamente vinculados a la
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