diversos asnntos como las lenguas indígenas y su valor cultural y educativo, la
educación femenina, la educación técnica, la capacitación de los maestros primarios,
la educación en el nivel seClllldario, la alfabetización de adultos, la universidad y la
investigación científica, la relación entre educación, política, adm:inistración y
burocracia, y la construcción de escuelas, entre otros temas de igual relevancia.
Todo esto, sin contar su preocupación por los libros, las bibliotecas y la cultura en
general, que se manifestó de manera ejemplar cuando fue Director de la Biblioteca
Nacional del Perú entre 1943 y 1945.
Para E asadre, la manera más segura de construir la nacionalidad era cllnentando
las vigas de la educación. Por ello, no es casualidad que titulara al conjnnto de
sus ensayos sobre el tema:
Materialespara otra morada.
Nombre significativo que
revela su interés y transmite su anhelo. En diversos lugares de la obra, E as adre,
que vivió su infancia en el desgarro del hombre sin patria, manifestó la necesidad
de forjar nn hogar, nna casa, que otorgara nna sensación de seguridad y mnparo
a todos los peruanos. Esa morada es el Perú mismo y los materiales, más
nobles que el cemento y la piedra, son los que nos pueden proveer la educación,
la cual ayuda a
fo~ar
personas integrales, ciudadanos y ciudadanas completos.
Y si lo dice nuestro gran historiador hay que creerle, pues él sí supo lo que es ser
peruano en la clandestinidad y estudiar la historia nacional ocultándose del
invasor en los sótanos de cualquier casona de su Tacna querida, donde empieza
la patria.
En
la
misma conferencia de 1979, año en que se iniciaba el proceso de transferencia
de nn régllnen militar a nno constitucional, Basadre establece nn principio
fi.mdmnental: no puede haber democracia sin educación y cultura. Y nn momento
más adelante, mnpliaría su visión, defendiendo la importancia del aspecto cultural
para la vida en común:
Hay que devolver a la cultura, que constantemente tiende a degenerar en
mercenario oficio, o en despreciado, humillado y mal pagado menester; o en
trabajo de bárbaros especializados, su natural jerarquía y su misión de forjar la
imagen del ser humano auténtico en función de nuestro tiempo. (De Priego
20QQ, 63)
Con estas palabras, Basadre recupera lo mejor del pensamiento clásico, es decir, la
necesidad de formarnos nna idea del ser humano como elemento primero y
básico para construir nna vida armoniosa, que busque la felicidad de todos. El
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