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El bibliotecario no es un sabio: como bibliotecario no tiene trabajos

originales que realizar; ni siquiera debe contribuir a hacer progresar los

estudios sobre la historia del libro, de las bibliotecas o del papel impreso,

por más que esta ocupación sea muy recomendable para sus horas de

trabajo personal. El Bibliotecario sólo debe poner su saber a disposición

del lector para evitar a éste lo más posible tanteos y pérdidas de tiempo .

Tampoco es un hombre de letras ni un educador, ni un historiador, ni un

filósofo, ni un sociólogo, ni un pensador, ni un polemista, ni un arqueólogo,

ni un apóstol; es sencillamente el auxiliar de la ciencia, de la historia, del

arte, en una palabra, de toda forma de actividad humana en la medida en

que ésta tenga necesidad del libro a su servicio. (Sustrae 1907: 105).

Sustrae es considerado el fundador de una ética profesional vinculada al respeto

de los valores democráticos, donde corresponde al bibliotecario ser garante

del ejercicio de la ciudadanía responsable de sus lectores (Chartier 1998: 145-

155).

Los intercmnbios entre bibliotecarios franceses y nortemnericanos difunden

el nuevo modelo, se defiende el libre acceso a las estanterías, la actualización

permanente de las publicaciones y la labor de promoción del uso de las

bibliotecas por el gran público. Los nombres de bibliotecarios como Albert

Maire, Charles Morel y Emest Coyecque, están asociados a estos debates.

Un hito en este proceso es el Congreso de Argel, realizado en abril de 1931,

primer evento mrmdial sobre la lectura pública. El Secretario General en

funciones, de la Asociación de Bibliotecarios Franceses, Henri Lamaitre define

el concepto de lectura pública en su discurso inaugural en los siguientes

términos:

Hemos reservado el empleo de las palabras lectura pública, no para designar

las bibliotecas destinadas sobre todo a los eruditos, sino para designar los

establecimientos en los que el gran público encuentra colecciones apropiadas

a sus gustos y a sus necesidades. El primer grado de la lectura pública es la

biblioteca escolar y la biblioteca preescolar ... En un nivel superior hay que

completar asimismo la enseñanza de los liceos y colegios y permitir a aquellos

que salieron de ellos que estén al corriente de lo que se escribe, al corriente

de los progresos de la ciencia. Y en otro plano, a los obreros y artesanos les

gusta perfeccionarse en su oficio. Hay pues que dar a la clase obrera las

obras técnicas que estén a su alcance para ayudarla en su tarea cotidiana. El

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