la conservación del libro. El símbolo de esta corriente era la venerable «Escole
des Chartres» en Francia, donde se iniciara el dictado de cursos de
Bibliotecología en 1897. El tipo de bibliotecario
fo~ado
en esta corriente era
el erudito, el académico, cuya función esencial era conservar y catalogar los
libros.
La
función de servicio al lector se consideraba seClllldaria. El bibliotecario
para esta orientación es, en principio nn conservador de libros y documentos,
pero además, es el bibliógrafo investigador, experto en ediciones y en la
producción bibliográfica asociada a la creación del conocimiento humano.
Detrás de esta concepción se encuentra la idea de que las bibliotecas están
destinadas básicamente a nn público especializado.
El enfoque norteamericano, en cambio, se ve pragmático y funcional. Desde
1887 en que aparece la primera Escuela de Bibliotecología en la Universidad de
Columbia, Nueva York, y las sucesivas creadas en lllinois (1897), Cleveland,
Ohio (1903), se desarrolló nn poderoso movimiento que acompañó al
progreso y extensión de la instrucción pública y al ascenso político y social de
nuevos sectores sociales. Se llnpulsa la lectura como nn derecho público: <<En
todo pueblo nno debería ir tan fácihnente a la biblioteca para informarse,
como va al mercado para comprar carne o legumbres» (Sustrae 1907: 108).
Aparece aquí con fuerza la figura del lector múltiple. El servicio bibliotecario
debe organizarse para atender no solamente al erudito, sino al hombre común
interesado en formarse e informarse a través de la lectura. Condición
non
de este nuevo modelo es el conocimiento de las necesidades del usuario,
el control del crecimiento de las colecciones y su constante renovación. Por
primera vez se plantea la necesidad del expurgo -darle de baja a las publicaciones
en función a la demanda- acción absolutamente vetada en las bibliotecas
patrimoniales. Asimismo, el modelo descansa en la enseñanza de las normas
técnicas ymetodologías validadas. Para esta corriente, a diferencia de la escuela
tradicional, el bibliotecario no tiene que ser nn erudito ensimismado en sus
propias lecturas, sino nn disciplinado y eficiente procesador de información,
organizador de libros y adm:inistrador de servicios.
Este debate venía dándose en Europa desde las primeras década del siglo XX
y estuvo animado por la Asociación de Bibliotecarios Franceses (ABF), en
particular por su Secretario General, Charles Sustrae. En la discusión sobre la
misión del bibliotecario, Sustrae es swnamente severo frente al modelo de
bibliotecario erudito:
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