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cuando se uelve escena.

Es

estrategia de venta comercial,

in

duda, pero también repre entación.

Es,

finalmente, teatralidad.

A nadie le extrañe, pue , que Canclini e haya ocupado de las

telenovela mexicana . Y nadie e orprenderá que po r mi parte

diga que tenemos todo mucho que ap rend er de Ca rio

Mon iváis, pue to que cronista de ci udad, aca o el mejor, y

no olamente de México, a mi gusto, de la lengua ca tellana.

Escritor mexicano, es algo má . Monsivais es

El

Amor

perdido,

(1976), obra sobre las figura mítica del cinema mexicano, la

mú ica popu lar, y ha ta el sindicali mo y la izquierda, y obra

maestra.

Lo

mi mo Escenas

de pudor

y

liviandad

(

1988).

Lo mismo

cuando aborda la ceremonias de la política en

Los rituales

del

caos

(1995).

Pero México City no e Lima, o mejor, el Perú es

Lima pero también Huancayo, Cu co, Cajamarca.

La

inacabada

nación peruana- acaso, una nación de naciones - e la puede

comparar con otra

ociedades, pero ha ta ciertos límite . Hay

un par de ra gos que no

eparan del ca o mexicano, y de la

modalidad en la con trucción de e a na ión, tan

imilar y a la

vez tan distinta.

Allá, en México, hubo una revolución ru ral, una verdadera

revolución popular, la de

1910,

so re la que e fundó otro

México. Allá, lo indígena e menor, y la gran marmita de la

fu iones culturales y la interacciones comenzó a echar e a andar

desde lo año treinta del iglo veinte, en el cine y la literatura,

en la

forma del lenguaj e (Cantinfla ) en el arte fo rmal y

popular, en los grand

fre co de la pintura a la vez oficial y

revolucionaria. Ri era, O rozco,

iqueiro . Aquí no. Hubo

cambio cu ltural, pero más tardío,

inuo

, e quinado, de de

la grande inmigracione interna , con la toma de las ciudades

criolla por la ex-ma a

rurales andina . Pero lo campe ino

en el Perú no llegaron en trene

revo lucionari o , como lo

mue tra el cine mexicano en mitología fundadora que legi timó

el Estado del PRl durante el

iglo veinte. Ll egaro n como

pudieron lo nue tros, pero igua l fundaron la orpre a, una

suerte de revolución

in balas, y no o lo ge neraro n o tra

economía, la informal, otro capi ta li mo, de de abajo

(Hernando de oto), ino el triunfo de lo que Ba ad re llamaba

«la ojota

porfiada~.

Tomaron la pequeña , mediana y grandes

ciudade . Pero el resultado, lo cho lo, no repite

el

fo lclore de

lo Ande . Lo baile

tradicionale

iguen su

rituale ,

imperturbable . Lo provinciano e

tan reelaborad

como lo

moderno occidental. El manto de Dina Páucar, que parece

una prenda andina o un traje de la Virgen María, no

ni lo

uno ni lo otro. Es un in ento hábil de la cantante. Es recreación.

Así, la e cena de la nueva música re ulta nueva y añeja a la ez.

Lo que í hay e problema ocia!. Mucho de lo escuchado

en lo coloquio

tiene la marca del éxito, pero también de

drama, de orfandad

cial; no todo

on arti tas que ganan

mercado

terno ,

hay en dema ía creadore abandonado

a u uerte. Y a í, •e o e tado generale de la cultu ra

populare

in apoyo•, o ea, entre la

oce del Coloquio hubo

mucho de autoafirmación y

imultáneamente fue ágora de

Co

UJO LO CHOLO EN EL PERÚ