y el orden, que on muy nece arios para un fo tógrafo . Luego
con eguí mi beca, a travé del diario
La
Prensa,
y me fui a
Bueno Aire , a la revi ta
Et
Gráfico.
En la fo tografía siempre ha habid problema . De pué
de que vine de Bueno Aires, de C hile y de Bra il, vine con
una experiencia bárbara. El ed itor gráfic de un di ario, o el
director implemente, tiene que conocer de fotografía. A vece
le dan má e pacio al texto de un ca o policial que a la gran
foto tierna del momento de una entrevi ta. Eso se ha perdido
to talmente, ya no existe, y e puede er el de pliegue, po r
ejemplo del diario
EL
Comercio,
q ue hace un buen de pliegue
gráfico y lo e bonito, pero i lo empieza a ver foto por fo to,
te das cuenta de que no hay una lectura fotográfica, es un
simple clic que e ha captado, pun to.
Recuerd la conver acione , la tertul ia en las redacciones,
con periodistas como Gu illermo T ho rndike, Manuel Jesús
Orbego o, Enrique C hirino o to ... E tamos hab lando de
cuando eran jóvenes y de la redacció n ante de q ue ello
entra ran a l terreno po lítico. Hab lábamo d e pe riod i mo,
period i mo. Teníamo in fo rmaciones de grande period i tas
italianos, e pañole , e tadouniden e . Y había biblio teca en la
mi ma redacción. Eso e bueno, porque tiene para la con ulta,
y a la hora en la que no tienes nada que hacer aga rras un
Hemingway o un Varga Llo a.
La
lectura e ha perdido mucho
en los periodi ras.
Uno cerraba en
el
periódic a la 12 de la noche, y t do
teníamos un pun to de concentració n, d ocle iba la gente de
La
Crónica,
Et Comercio,
La
Prensa, Caretas,
pintore , e cultore ,
poetas: el bar Zela. érvu lo Gu tiérrez paraba allí c n su pa reja,
Dori Gib on. Ahí encontraba una línea de fu nte con varia
vianda de comida. E a tertu lia e han p rd ido . Aprende
mucho si te p ne a conver ar.
En esa época de 1950 no e tomaba er eza, e tomaba vino
o pi co. Y pi caba tu iand ita di fe rente , muy limeña . Y
empezaba la conversa, tratando de acarle una n ricia al tro, y
i te enteraba de algo, te iba al teléfono del bar, llamaba a tu
red acció n , y a i aba qu e te ha ente rado de es t , hazle
eguimiento, y chau, e toy en tal itio. En l ótano del Zela
había otro lugar, un bar llamado el egro Negro, ahí paraba
Juan Gonzalo Ro é, Arturo Cavero, que de chi quillo tocaba
jazz en la batería. Era un buen jazzi ta. También estaba el bar
Palermo, frente a la Univer idad de an Marcos. Era un bar
grandazo, lo p eta pre entaban u libro y lo narradore
también. e hablaba de poe ía, se bebía, y encontrabas político .
Allí e hacían la llamadas
~revoluciones
de café». Y había tro
hueco que estaba en
Lo
Huérfa no . Ese ya era de un ni
el
mucho
má alto, ahí e taban Martín Adán, eba
tián
Salazar Bondy
y
Jua n Mejía Baca, que era el que promoci naba ese grupo. Lima
tenía u grupo de cultu ra intelectual en di fe rentes lugar .
Era un mundo en el que
tú
no te iba a tu ca a luego del
cierre del periódico, no, hombre. Esa tertu lia te enriquecían
VISJO ES DE LA MODERNIDAD DESDE
t.O
CHOLO
El cholo es un hombre eterno
La
prédi ca de absurdos
juicios
alimentados por
el
prejuicio racial del
blanco, no corresponde a las leyes
antropológicas, biológicas,
étn icas ni
térmica s.
Por eso, en estos actuales
tiempos,
la
«degeneración
del
mes tizo•
no
pasa de ser
ama simple
demagogia racista,
ama vieja
arma del político
colonia lista.
Está
plenamente probado que no
existe
un solo cipo psicológico,
ni
una raza puede
sufructuar solo cualidades y no defectos;
que es
falsa la •inferioridad de la mezcla»;
y qae, el
rendimiento físico
e
intelectua l
del lwmbre no depende,
exclusivamente,
de la herencia sanguínea,
sino
de fac tores
geográficos, económicos,
políticos
e
histó–
ricos
en que actúa.
Por
eso, un escritor
q11e ha
estudiado
al
mestizo indo-hispano,
ha
escrito:
«EL
grupo de mestizos del
Airo
Peru, como
rodo
grupo
huma no,
está
en pirámide,
desde el
mestizo
psicológicamente
inferior
hasta
,
llegar a la cumbre de la
aristocracia
intelectual
o
érnica ,
pasando por los
estamentos
de los supervalorados, de los
superiores, de los
mediocres
y de los
submediocres. No
existe,
pues,
el
cholo
con
una
psicologia
determinada, invariable,
perma nente
y
fi ja,
sino simplemente
1
cholos, y
si
hay
ingleses
pérfidos
y
falsos,
alemanes es túpidos,
y
españoles
intri·
gantes,
lo
hay
también entre
los mestizos,
pero
no como
monopolizadores de
esros
defectos humanos. El hombre
eterno vive
en
el
cholo
como vive en
el
estudiante
de
Harvard ode Oxford. Tratar de
imprimirle
un temperamento
psicológico
exclus ivo
y
el monopolio de
las
taras
humanas,
sería
algo
así como
b11scar el
chivo
del rico
i
raelita, para cargarle
con
rodas
las
culpas
y la
miseria
de la historia
boliviana..
p.
247
VARALLANO , JOSÉ. El
cholo;¡
el Pení.
lnlrodacción
al esw dio sociológico de
un
hombre
1m
p1<eblo
mescito
;¡
m
destino
,
cultural
Buenos Aire , Imprenta López,
1962.
1
L
127