-5a-
rümo trnlcs fos
babia
d;hJo
el
de las
prohihido.nes
y
r<'s–
t
ricciones.i>
llognmos
it
V.,
Sr.
Ministro, quier••
:ipticar
cada una de
las
verdades
prcccd.cnles,
al monopolio de Quinas
y
a la
csclusiva ··que
compramos
al
gobierno
en
129,000
pesos
;ti
año, tcuicndo
adenrns
que
comprar
dichas
Quinas
y
lurhar
solos,
con
los gastos
y
rnnlrítdicioneside una
cm–
pr{'sa
nuc,·a
que hasta
Pnlonces
lrnhiíl
arredrado alg().'"
htcrno
y
a los
particult1r<'s. Hecha
csla
ilplicacion
crsará
el cscánd<tlo sobre la
palabra
monopolio.
Pero
sigamos
probando
cou
hechos
que el monopolio
ele
Quinas
no puede ser
mir«Hlo llor
la
a<lmiuistracion
del
Sr~ jem~ral
Bclzu con el
horror con
que lo
lrnn mirado
los conlrahamlislas tlel artículo, algunos
escritores
PU
lo~
periódicos de la
Pn.
y
los suscritorcs de las
poquísimas
actas canlotrnlt•s <1nc se lwn ocupado dP la cascarilla.
La Europa
y
l<t A
méric¡1 estitn
llenas
dt~
privilejios es–
rlusivos. de
comp11ii.fos
pril'dejiacfos
dt!
ma1iopolios,
de
nmales
o arrendamientos )' otros contrttlos
<fo
venta
ti~
los hit.•ncs rnkcs
y
renlils
nacionale~
; sin tiue por ningu–
na de estas mcd idas
econ6micns
st~
lrn
~·a
itcusado a sus
respectivos
gobiernos.
Si cnta
economía
política
metn(isicti
c1ue
se
eleva·
a re–
sulladosquc no ofrece
la economía
<'speritnental
npoyada
•·n los
/•echos,
se habla
contra
tafos nomhrcs; es ,como
~
babia
contra
l<ts
admmas,
derecho~'
fiscales
,
únp.tHJ$fO~
~ohrc
la
subsistencia , sobre
tales
productos
y
tantas otra.'
•·osas contra las <1uc se declama,
y
que apcsa1· de (t)das
las
declamaciones
subsisten
y
subsistirán, porque
umu
t~s{{m
en
(¿,
naturaleza de las cosas
y
otras en la
;ne<~esidad
de la
sociedades,
seg11n
las
1mculiarcs
ci1•ctmslancias
J
rnodo
<le e:tislir--de c.<t•fo
una.
O
sino,
tontny·éndonos a
nuestro
cí\so,
véase
en
el