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12 ·-

las tormentas de

la

vida. ¿I cómo llenaria la mujer esa doble

i

sagrada nus10n, de cuyo exncto

cumplimiento depende el porvenir de la sociedad, si no le damos la instruccion necesaria para co–

nocer t oda la santidad de ella., para apreciar todas las ventajas de esos preceptos de moral, de esos

nobles sentimientos que debo inculcarnos? Si no tiene

b

bastante instruccion para conocer el bien

i

el mal, para que su ardiente naturaleza resista a la seduccion de las pasiones, para que su piedad

no se corrompa i se marchite por la supcrsticion, si su exaltada imajinacion no t iene en el estudio

i el tra.bajo una saludable distraccion qúe la preserve de sus estravios ¿cómo podrá convertir

el

hogar domestico en un templo de gracia

i

virtudes, donde t anto el hijo como el esposo solo vean

ejemplos de piedad, honradez, trabajo i moralidad que lo atraigan con su encanto i lo consideren

como un refnjio seguro contrn la seduccion de los vicios? Si es ella la que debe establecer el órden

i la economia en el hogar, si debe ayudar al esposo con el fruto de su trabajo para aumentar el

1icnest ar i co nodidad de la familia, ¿cómo lo baria si no tiene la instruccion necesaria para apli–

cnfsc a l, s mucüas industrias prnp rcionadas a sus débiles fuerzas, si no le haceis comprender las

;-e:nt::t}~s

c:e ese órdcn, de esa misma economía?

Reconocida, pues, la trascendental influencia que ofrece la il1strnccion en el porvenir

i

bienestar

tanto del hombre como de la mujer i, por consecuencia, en el porvenfr i bienestar de la sociedad

en jeneral, r6stame solo escitaros, jó-venes nlumnos, a que aprovecheis los preciosos años de vues–

t ra juventud en adornar vuestrn ü1telijencia con cuantos conocimiento10 útiles estén a vuestro al–

cance, que no muí tarde vuestl'a propia esperiencia os ha1'á conocer su inmensa ventaja. Sed, pues,

asiduos i estudiosos en .-uestras escuelas i aprovechaos de las lecciones i prudentes consejos de

vuestros maestros. Estncliad! jóvenes, estudiad! Dedicad a la lectura de buenas obras, ahora

i

s·cmpre, vuestros ratos t1e ocio i ºrUas de desean o, que e«a gota const ante de riego il1telectual hará

brotar

'' '1

esfuerzo en vuestras intelijencias, lozanas i l:erf.mnadas fiores;--esa distraccion. sana

i

fecunda os alejará de las malas cc-mpafüas i de los vicios. Amad con delliio a esta patria donde

irnbei3

,-i

i;o

la laz 11ri111cm, h1 que, cual rnar1re tierna i solicita, se afana por · daros los elementos

nccc_2.i·i s l'lara que aseg1u-eis vue:stra fell idad. i estad dispuestos a recompensar sus desvelos con

toc1o jénero de «acrificios.

No

creais que mis ¡.alabras son el velo engañoso con que trato de ocul–

taros mm ¡.;enosa tarea, la cucharatla de miel que oculta al niño la des::wradable medicina, ¡nó!

mis palabras me las dicta el ardiente deseo que me anima de contribuir, am1que sea con mis

po–

bres consejos a la folicitlacl. de mis semein,ntc ; mis palabras son la e presion del sentimiento que

n:e a!iijc de h:1bcr Jespcrciiciad en fútiles placeres n

l~ch~~s

horas de esa edad feliz en que vosotros

o3

@co·1trai~,

e que el e tn 1io 'es ta.11 facil i ile>adero,

i

que pude aprovechar en dotar

mi

inteli–

jcncia 1e útiLs conocirnicmtos.

I

' º

otro::;, pnú;_·cs de familia, qne rne escuchais, sabed que sobre >osotros pesa una inmensa res–

r onsa'

ili'1~.ü

moral por •la coi fineta l' rcs ·ntc

i

futura d., vuestros hijos.

Si

no quereis que esa res–

ponsabilic1ar1 se conviert:i en Till rernonlli1li<:>nto que amargue toda vnestra vida, si no qnereis for–

lfün·

llombres llenos de >ici0s qne dt.shonrcn vuestro nombre, escarnezcau vnes-tra memoria i os

:-.cilsen de se;: po · yue tra imk:e!.1cia

el

rijen lc1e todas sus desgracias, vijilad constantemente la

edn acion ele >nestro hijos.

'o cr ais qne es suficiente mandarlos a la escuela: es necesario qua

a':"eri_:;tieis a

mc:~nJo

su asistencia, sn conducta i m1elantos; es preciso que pongais vuestra pater- .

iml aut or;daC a disposicion el., su maestros 1·ara que la laboriosa t area de éstos sea memos penosa

i mu

i:.til. Asi evitareis a vuestros hijos, tardías i amargas lágrimas; así tendreis en ellos hijos

respct losos ue honrrn n 1estro nombre i eucl:gan >uestra rn6moria; hijos que sean el apoyo de

>ncstra vejez i que os paguen en car:io

i

tiern s cuidados vuestros desvelos po1· su educacion.

Injr

..sto por demas seria en tau

~o1cmne

oc sion no rendU: homenaje a la vfrtud de los modestos

r rcceptores a uya contraccion se deben los progresos de los alumnos que acaban de rccompensar–

¡:e en nombre de la patria;

rnl~cho

mas cuando

sa contraccion se debe a sn patriot ismo i amor a

sus 2mejantes, únicos estirnulos qr;e los bf1.cen perseverar ell la penosa tarea de la enseñanza que

r o1·

rn. mezqu;.;.:;:i, dota.cien no les o.:'rece hoi sino un tristísimo porvenil', donde no ven asegurados

ni el ' '.l!l ni sn tlignidad. El

profcsorat~o

es l1il sacerc1 cío que ademas de conocimientos i rnor::i,li–

dad exijc -vcrdatiera >OC,.cion , sin la cual la cnseña!.lza es dificil i laboriosa. Para que a él se con–

sagren lo CJ.'-'e tienen esta. vocacion, es incli"pensable asegurarles su inderendencia, ofrecerles uu

poI121ür

.tw

satis:aga ns moc1e:.;t:1s aspir'.lciones, que ios liberte de las zozobrns consiguientes a

una precaria posicion, i l s 1:e1mita collrngrar

~u

intelijencia, libre de inquietudes, al lleno de sus

penosisin as taroas. Mientras t anto. p .:r.,eYcrad, prcce1,torcs, en vuestra laboriosa tarea con el

mi

1110

ardor que hasta ahora, que la Tatit ud i cariño de ruestros a.1umnos i

la

estimacion de

vuestros conc:.1dadanos os rccomreHsarP..n r.horr. i siempre de vuestros desvelos.

He dicho.