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las tormentas de
la
vida. ¿I cómo llenaria la mujer esa doble
i
sagrada nus10n, de cuyo exncto
cumplimiento depende el porvenir de la sociedad, si no le damos la instruccion necesaria para co–
nocer t oda la santidad de ella., para apreciar todas las ventajas de esos preceptos de moral, de esos
nobles sentimientos que debo inculcarnos? Si no tiene
b
bastante instruccion para conocer el bien
i
el mal, para que su ardiente naturaleza resista a la seduccion de las pasiones, para que su piedad
no se corrompa i se marchite por la supcrsticion, si su exaltada imajinacion no t iene en el estudio
i el tra.bajo una saludable distraccion qúe la preserve de sus estravios ¿cómo podrá convertir
el
hogar domestico en un templo de gracia
i
virtudes, donde t anto el hijo como el esposo solo vean
ejemplos de piedad, honradez, trabajo i moralidad que lo atraigan con su encanto i lo consideren
como un refnjio seguro contrn la seduccion de los vicios? Si es ella la que debe establecer el órden
i la economia en el hogar, si debe ayudar al esposo con el fruto de su trabajo para aumentar el
1icnest ar i co nodidad de la familia, ¿cómo lo baria si no tiene la instruccion necesaria para apli–
cnfsc a l, s mucüas industrias prnp rcionadas a sus débiles fuerzas, si no le haceis comprender las
;-e:nt::t}~s
c:e ese órdcn, de esa misma economía?
Reconocida, pues, la trascendental influencia que ofrece la il1strnccion en el porvenir
i
bienestar
tanto del hombre como de la mujer i, por consecuencia, en el porvenfr i bienestar de la sociedad
en jeneral, r6stame solo escitaros, jó-venes nlumnos, a que aprovecheis los preciosos años de vues–
t ra juventud en adornar vuestrn ü1telijencia con cuantos conocimiento10 útiles estén a vuestro al–
cance, que no muí tarde vuestl'a propia esperiencia os ha1'á conocer su inmensa ventaja. Sed, pues,
asiduos i estudiosos en .-uestras escuelas i aprovechaos de las lecciones i prudentes consejos de
vuestros maestros. Estncliad! jóvenes, estudiad! Dedicad a la lectura de buenas obras, ahora
i
s·cmpre, vuestros ratos t1e ocio i ºrUas de desean o, que e«a gota const ante de riego il1telectual hará
brotar
'' '1
esfuerzo en vuestras intelijencias, lozanas i l:erf.mnadas fiores;--esa distraccion. sana
i
fecunda os alejará de las malas cc-mpafüas i de los vicios. Amad con delliio a esta patria donde
irnbei3
,-i
i;o
la laz 11ri111cm, h1 que, cual rnar1re tierna i solicita, se afana por · daros los elementos
nccc_2.i·i s l'lara que aseg1u-eis vue:stra fell idad. i estad dispuestos a recompensar sus desvelos con
toc1o jénero de «acrificios.
No
creais que mis ¡.alabras son el velo engañoso con que trato de ocul–
taros mm ¡.;enosa tarea, la cucharatla de miel que oculta al niño la des::wradable medicina, ¡nó!
mis palabras me las dicta el ardiente deseo que me anima de contribuir, am1que sea con mis
po–
bres consejos a la folicitlacl. de mis semein,ntc ; mis palabras son la e presion del sentimiento que
n:e a!iijc de h:1bcr Jespcrciiciad en fútiles placeres n
l~ch~~s
horas de esa edad feliz en que vosotros
o3
@co·1trai~,
e que el e tn 1io 'es ta.11 facil i ile>adero,
i
que pude aprovechar en dotar
mi
inteli–
jcncia 1e útiLs conocirnicmtos.
I
' º
otro::;, pnú;_·cs de familia, qne rne escuchais, sabed que sobre >osotros pesa una inmensa res–
r onsa'
ili'1~.ü
moral por •la coi fineta l' rcs ·ntc
i
futura d., vuestros hijos.
Si
no quereis que esa res–
ponsabilic1ar1 se conviert:i en Till rernonlli1li<:>nto que amargue toda vnestra vida, si no qnereis for–
lfün·
llombres llenos de >ici0s qne dt.shonrcn vuestro nombre, escarnezcau vnes-tra memoria i os
:-.cilsen de se;: po · yue tra imk:e!.1cia
el
rijen lc1e todas sus desgracias, vijilad constantemente la
edn acion ele >nestro hijos.
'o cr ais qne es suficiente mandarlos a la escuela: es necesario qua
a':"eri_:;tieis a
mc:~nJo
su asistencia, sn conducta i m1elantos; es preciso que pongais vuestra pater- .
iml aut or;daC a disposicion el., su maestros 1·ara que la laboriosa t area de éstos sea memos penosa
i mu
i:.til. Asi evitareis a vuestros hijos, tardías i amargas lágrimas; así tendreis en ellos hijos
respct losos ue honrrn n 1estro nombre i eucl:gan >uestra rn6moria; hijos que sean el apoyo de
>ncstra vejez i que os paguen en car:io
i
tiern s cuidados vuestros desvelos po1· su educacion.
Injr
..sto por demas seria en tau
~o1cmne
oc sion no rendU: homenaje a la vfrtud de los modestos
r rcceptores a uya contraccion se deben los progresos de los alumnos que acaban de rccompensar–
¡:e en nombre de la patria;
rnl~cho
mas cuando
sa contraccion se debe a sn patriot ismo i amor a
sus 2mejantes, únicos estirnulos qr;e los bf1.cen perseverar ell la penosa tarea de la enseñanza que
r o1·
rn. mezqu;.;.:;:i, dota.cien no les o.:'rece hoi sino un tristísimo porvenil', donde no ven asegurados
ni el ' '.l!l ni sn tlignidad. El
profcsorat~o
es l1il sacerc1 cío que ademas de conocimientos i rnor::i,li–
dad exijc -vcrdatiera >OC,.cion , sin la cual la cnseña!.lza es dificil i laboriosa. Para que a él se con–
sagren lo CJ.'-'e tienen esta. vocacion, es incli"pensable asegurarles su inderendencia, ofrecerles uu
poI121ür
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satis:aga ns moc1e:.;t:1s aspir'.lciones, que ios liberte de las zozobrns consiguientes a
una precaria posicion, i l s 1:e1mita collrngrar
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intelijencia, libre de inquietudes, al lleno de sus
penosisin as taroas. Mientras t anto. p .:r.,eYcrad, prcce1,torcs, en vuestra laboriosa tarea con el
mi
1110
ardor que hasta ahora, que la Tatit ud i cariño de ruestros a.1umnos i
la
estimacion de
vuestros conc:.1dadanos os rccomreHsarP..n r.horr. i siempre de vuestros desvelos.
He dicho.