D E A S T R O N O MÍ A.
5'
7
3
plano
del
mismo meridiano pasará puntualmente por
el
cen-
Fig.
tro de la tierra. Se verá, pues, entonces
el
disco de la
Lu-
na
en el mismo estado que quando estaba apogea en
A;
d<:
donde se deduce que los límites de la libracion de la Luna
son el apogeo
y
el perlgeo,
y
que este fenómeno se, puede
observar dos veces en cada lunacion ó
en
cada mes perió~
dico.
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2 ·
Si la superficie de
la
:Luna tuese igual
y
lisá
como la de
un
cristal , no reflectiría la luz ácia todos los
lados, solo nos reflectiría una imagen del Sol casi imper–
ceptible,
y
aun puede ser que no se distinguiera á no ser
por
el
resplandor
ó
la viveza de los rayos de luz que el
Sol arroja , lo que no será así si la Luna es de todo punto
semejante
á
la Tierra. Pero como su superficie desigual está
toda llena de montañas
y
profundidades que reflecten la luz
del
Sol ácia todas partes , de aquí proviene que nos envía
mucho mayor cantidad de rayos , que es lo que indispensa–
blemente se necesitaba para que la J'ierra estuviese ilumi–
nada por las noches.
Estas desigualdades que llamamos moi1tañas
en
la su–
perficie de la Luna, son de bastante consideracion , bien que
no se parecen
á
la mayor parte de las que hay por lo comun
en la Tierra, porque en la Luna
hay
realmente una multi–
tud de montes disformes , valles profundos,
y
cavernas
ó'
abismos tan grandes que quizá no se hubieran sospechado
jamás
á
no haber logrado medirlos exactamente. Por otra
parte~ si la
Luna no tuviera en su superficie tales desjgual-
da-