sobre las ·Teologfas Nacionales.
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verdadero Dios , de que ya hemos hablado en
otro Discurso (
1).
Pero en esto los AA. poco
satisfechos de lo que acabamos de referir con
Diogenes Laercio , discurren de varios modos.
Y pues que la oportunidad de este lugar lo
requiere, examinemos mas por menor quien
era este Dios desconocido, y
que
motivo tu·
vieron los Griegos para erigirle aras.
1
8 Algunos de los antiguos AA. Eclesias·
ticos dicen , que este altar
fue
elevado con
ocasion de la guerra de los Persas contra los
Atenienses , en la que , temerosos estos de
aquella formidable potencia, pidieron auxilio
a
los Lacedemonios. Los Embaxadores que
iban
a
esta solicitud' tuvieron uni vision en
el
camino, en que el Dios Pan se les dex6
ve.r reprehendiendo
a
los Atenienses , porque
.dando culto
a
tan diferentes di vinidades ' no
hacian· euenta alguna de el : mand6les le eri–
gieran un Templo, prometiendoles en breve su
auxilio. Asi lo executaron , y no se persuadie–
ron menos de haber derrotado
a
los Persas,
mediante el prometido favor de este Dios. Y
en resguardo para Io venidero , no les suce...
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Tom. lII.
B
die-
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Disetmo I. Tom. II• .n.
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