Teologfa de los Caldeos,
y
Persas.
I
37
to (
1).
No condena el Santo Doctor esta prac–
tica como supersticiosa , antes bien la conoce
como indiferente,
y
que puede tener premio se–
gun la fe de quien la exerce. Entre los Chris–
tianos principi6 por comodidad en sus juntas:
entre los Paganos se creia de necesario cul–
to : esta misma diferencia entre Christianos,
y
Paganos reconoce el Santo Doctor en el lu-
1
gar citado.
i
Como podria S. Geronimo con–
denar el encender cirios en las Iglesias
a
me–
dia dia , reconociendo el mismo obse1 varse en
todas las Iglesias de Oriente al tiernpo de can–
tar el Evangelia?
rr
Se encienden , dice ,
no
" contra las tinieblas , sino en demostracion de
" alegria (
z)
."
33
No es
tan
facil responder
a
un
Canon
del Concilio de Elvira en Espana, cuya auten–
ticidad siempre
foe
grande, celebrado el afio de
trescientos , 6 el siguiente de nuestra Era, en
cuyo Canon expresamente se lee: Fue voluntad
de los PP. queen los Cementerios no se encien-
dan
(1)
B. Hieronym. lib. contra Vigilant.
(2)
Per totas Orientis Eccleslas, quando legendum est Evan–
.gehum ' accendi luminaria jam sole rutilante' non 'utique ad
fu?andas
t~nebras,
sed ad signum
l~titice
demonstrandum.
B.
H1eron;m.
tn
Epist,
ad
Ripar,