Angeles
,Y
De1nonios.
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pide no obstante en esto la práctica mucha
circunspeccion ,
y
prudencia. Increíble pare–
ce hubiese. gentes fingidas endemoniadas , si
la constante experiencia no lo acreditara. Esta ·
ficcion en algunos países es
muy
comun , nó
solo. en el sexo debil , capaz de la 1nas corn–
plica_da astucia , sino tambien en el masculi–
no. _Parece
que debería contenerles el .temo,r
. de que la ficcion se convirtiera en realidad;
y
que <;le fingidos
posesos
se hicieran verda–
deros endemoniados.
¡
Pero quán •grande no es
la miseria humana
!
Nada contiene al que se
ciega ,
y
dexa arrebatar de la pasion : mas
poderoso es en su itnaginacion el fin
á
que
aspiran , que todos los ten1ores. Una joven don..
~ella oye que
á
ciertas leguas de su casa
hay
un Santuario adonde concurren varias gentes,
3'
adonde fueron algunos de sus vecinos '
que
cuentan maravillas , tanto de lo que al]á vie–
ron , como del divertido pasage .de los ca~
minos. Esta inconsiderada nn1ger , movi–
da de cudosidad ,
y
deseando tambien dar al–
gunos ensanches
á
sus tareas ,
y
recogimiento
doméstico , si l<?s padres no son de genio de
lisonjear su gusto,
¿
qué suele hacer para su
lo.gro?
Oye
que en
cierto
Santuario se haceu
Tom. II.
Aa
mi-