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Angeles

,Y

De1nonios.

3

6

9

pide no obstante en esto la práctica mucha

circunspeccion ,

y

prudencia. Increíble pare–

ce hubiese. gentes fingidas endemoniadas , si

la constante experiencia no lo acreditara. Esta ·

ficcion en algunos países es

muy

comun , nó

solo. en el sexo debil , capaz de la 1nas corn–

plica_da astucia , sino tambien en el masculi–

no. _Parece

que debería contenerles el .temo,r

. de que la ficcion se convirtiera en realidad;

y

que <;le fingidos

posesos

se hicieran verda–

deros endemoniados.

¡

Pero quán •grande no es

la miseria humana

!

Nada contiene al que se

ciega ,

y

dexa arrebatar de la pasion : mas

poderoso es en su itnaginacion el fin

á

que

aspiran , que todos los ten1ores. Una joven don..

~ella oye que

á

ciertas leguas de su casa

hay

un Santuario adonde concurren varias gentes,

3'

adonde fueron algunos de sus vecinos '

que

cuentan maravillas , tanto de lo que al]á vie–

ron , como del divertido pasage .de los ca~

minos. Esta inconsiderada nn1ger , movi–

da de cudosidad ,

y

deseando tambien dar al–

gunos ensanches

á

sus tareas ,

y

recogimiento

doméstico , si l<?s padres no son de genio de

lisonjear su gusto,

¿

qué suele hacer para su

lo.gro?

Oye

que en

cierto

Santuario se haceu

Tom. II.

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